miércoles, 19 de junio de 2024

MAS VALE TARDE LA SEXTA - BICICLETA - La lotería - Cruz Roja - La loteria jueves - LA NOCHE ABIERTA - Ciclismo - Ríos y bicicleta ,. / Hora Punta, el programa de TVE de Javier Cárdenas - 6 poemas de Sofía Crespo Madrid,.

 

 TITULO:  MAS VALE TARDE LA SEXTA - BICICLETA - La lotería - Cruz Roja - La loteria jueves   -   LA NOCHE ABIERTA  - Ciclismo - Ríos y bicicleta  ,.

MAS VALE TARDE LA SEXTA - BICICLETA - La lotería - Cruz Roja - La loteria jueves - LA NOCHE ABIERTA -   Ciclismo - Ríos y bicicleta ,. fotos,.

 LA NOCHE ABIERTA ,.

Resultat d'imatges de la noche abierta 

Progroma presentado por Pedro Ruiz, entrevistas por La 2 los martes a las 22:30, un gran espacio de música, foto etc.

 

Ríos y bicicleta,.

 

 En bici por los pasadizos mineros del río Eo | Guía Repsol

Ayer tuiteé que me asombraba que este 2020 cruel estuviese siendo también un año especial para mucha gente. Gente que nace o que se convierte en madre, gente que cumple un sueño, gente que se enamora… Sí, también la felicidad está concurriendo en 2020.

 

De este año hemos oído decir que es un cabrón insensible, un psicópata.

Y me descoloca concluir que 2020, pobre, no es nada, no es más que una construcción humana. Si fuéramos hebreos hablaríamos del 5780. La Tierra tiene, día arriba día abajo, 4543 miles de millones de años. Y nosotros insultando al 2020…

 

El 31 de diciembre de 2019 a medianoche tragamos 12 uvas siguiendo el ritmo de las campanadas y abrazamos, felices, a nuestros familiares. Algunos llevaban muda roja, otras bebían champán de una copa en cuyo fondo descansaba un anillo, incluso alguno entró en el 2020 a la pata coja como una cigüeña en la espadaña de una iglesia, con el fin de entrar con el pie derecho. ¿Y al año le importó? ¿Importamos acaso al tiempo? Nosotros, que le abrimos de par en par las puertas, que le hicimos una fiesta con toda nuestra ilusión… aquel día nada empezó y nada terminó.

 

A menudo olvidamos que las construcciones humanas no son reales, solo, acaso, prácticas.

Y lo mismo que decimos sobre el tiempo sirve para el espacio.

Siento defraudaros, pero tampoco existen per se los países. Los hemos creado nosotros, como creamos novelas o tumores. No existen las banderas, como no existe Papá Noel. Son productos. Ni siquiera las fronteras existen sin la geografía y los mapas.

Caguémonos, si queremos, en el 2020. Si nos alivia, lancémosle improperios. Hagamos ondear un trozo de tela rojo y amarillo, lucidlo en la mascarilla si eso os produce orgullo. Pero sabed, al menos, que estáis insultando a la nada, al aire, que no es real, que nos vanagloriamos de la nada, que nuestros gritos son vanos, que agarramos de la mano a la nada porque no soportamos el peso abrumador de la verdad… la evidencia de que estamos solos y que eso nos aterra.

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Muchas veces al caminar por Madrid y elevar la vista me doy de bruces con una de las tantas banderas españolas que, desde hace unos años, conciudadanos míos enarbolan en las alturas. Depende un poco de cada calle, de si la orientación es mediodía o norte, si es una vía estrecha o amplia por la que corre el viento, pero casi siempre siento un poco de lástima por esos trozos de tela que, muy a menudo, parecen más abandonados que lucidos con orgullo. Ocurre, creo, que, al contrario que el ser humano, que agradece el contacto con el sol, el viento y la lluvia, los tejidos y los tintes no se llevan demasiado bien con la intemperie, y normalmente las enseñas nacionales acaban deslavadas, pálidas, como anémicas (más parecen banderas austríacas), cuando no directamente deshilachadas y hechas jirones como burdas Jolly Rogers.

Como ya he publicado alguna vez, el término “bandera” viene directamente de “bando”, que hace referencia necesariamente (cito el DRAE) a “facción, partido, parcialidad”. Y yo, qué queréis que os diga, no me siento cómodo excluyendo a nadie. Los que me soléis leer sabéis que no soy amigo de las banderas, pero esto no es del todo cierto, en realidad me gustan y he de reconocer que mi biografía ha estado jalonada de ellas (no me gusta solo una, sino varias y de diferentes colores), pero me da la sensación de que, como su propia etimología indica, enfrentan más que unen o, mejor dicho, expulsan más que acogen. Por eso mis banderas las guardo en secreto, para que no hieran, no me alejen. Las ideas, sin embargo, aunque sean contrarias, pueden encontrarse, medirse, calibrarse, adaptarse unas a otras, matizarse, llegar a acuerdos y parir nuevas ideas. Las banderas no.

Por eso mis banderas, protegidas ahora del sol, del agua y del viento, siguen luciendo en sus cajones, como cuando tenía dieciséis años y era ardiente y desmedido. Y a veces, incluso las miro. Desde una distancia prudencial. Con respeto. Con melancolía y también con miedo.

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Ahora que con la pandemia, un montón de gente está huyendo de las grandes ciudades (digo «grandes ciudades» por no decir Madrid) hacia los pueblos, refresco un viejo anhelo muy personal y experimento mi nostalgia preferida, aquella a la que Sabina cantaba en «La del pirata cojo», ese echar en falta lo que nunca existió.

Mis raíces son puramente urbanas, mis cuatro abuelos nacieron en Valencia, sus padres y sus abuelos ya se pierden en la noche del pasado y no queda de ellos ni inmuebles ni paisajes ni memoria. Xàbia, Sueca, Segorbe, La Habana… no son más que referencias.

Yo jamás disfruté de ese territorio infantil y edénico llamado «pueblo». Recuerdo sentir envidia de aquellos compañeros que en verano se iban al tristón municipio de Albacete o de Palencia. Ahora los conozco, pero en la infancia no eran estos villorrios de calles polvorientas y ríos de cauces secos. Eran dominios mágicos en los que se montaba en bicicleta las 24 horas del día, eran digestiones a la sombra de una higuera, eran el gusto ácido de las moras agraces, era saludar a las ancianas que sacaban las sillas a la calle cuando el sol caía, era ir a la fuente a llenar garrafas, ir a por el pan y sisar las vueltas para comprar un polo de menta en el Bar Los Arcos por la noche, era bailar los pajaritos de María Jesús interpretada por la orquesta Las Noches de Damasco y ver a las madres de los amigos un poco piripis, era sacar de un baúl olvidado en la cambra el uniforme apolillado del tatarabuelo y soñar con la aventura, era besar a la prima Enriqueta, era diseccionar una pobre rana y cazar palomas, experimentar la barbarie que llevamos dentro. Todas esas cosas que yo no viví las rememoro con nostalgia con la imaginación.

Porque el deseo en ocasiones supera a la realidad.

Y planeo huidas de Madrid.

Me instalo en el pueblo perdido que jamás existió.

Y siento que vuelvo al lugar al que nunca pertenecí.

TITULO: Hora Punta, el programa de TVE de Javier Cárdenas - 6 poemas de Sofía Crespo Madrid,.

 6 poemas de Sofía Crespo Madrid,.

 6 poemas de Sofía Crespo Madrid

foto - Sofía Crespo Madrid es una poeta y traductora nacida en Valencia, Venezuela en 1995. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca, donde obtuvo una beca de colaboración (2017-2018) en el Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana para estudiar la obra de Rafael Cadenas. Ha publicado dos poemarios, Tuétano (La Poeteca, 2018), Tuétano/Marrow (Ojos de Sol, 2020) en edición bilingüe al inglés y Ayes del destierro (Libero, 2021). También ha traducido del portugués Todo tocar es una canción de Carla Carbatti (Libero, 2022). Ha publicado textos en diversas revistas digitales en América Latina y la Península, como Periódico de Poesía (UNAM), Revista Mercurio o Fundación Pablo Neruda, entre otras. Ha sido editora de la revista Canibalismos (2015-2017). Forma parte del colectivo Escritores Cordillera, comprometido con el archivo de la literatura venezolana. Es más feliz en bicicleta.

***

EN EL PATIO DE ESCUELAS MENORES

A Cristina Olivares Santa Cruz

Marmóreo gimes Fray Luis cuántas veces dime
si soltaste un aullido desde tu celda hacia tu celda
si te sentías solo y sin nadie
más que tu amor a unas cuantas palabras
de una lengua extranjera
Cuántas veces dime te sostuvo
cada llamada al cielo negado
si se te pudría el aliento detrás de cada padre nuestro
si murmurabas bésame con los besos de tu boca [1]
ante una cruz mustia
y ya muy tarde
Te digo Fray Luis te digo
yo también burlaré los antojos de esta vida
con cuanto teme y cuanto espera,
pues Dios es un nombre

para el orden oculto

en sueño y en olvido
sepultado.

——

[1] Cantar de los Cantares. Trad. Fray Luis de León.

***

DESCONFIANZAS

me siento a la mesa y escribo
con este poema no harás la revolución
no dormirás el hambre
con estos versos no dejarás de ser extranjera
no vivirás el tiempo de a sorbos
ni despertarás a la fecha en el pasaporte
con este poema no desmentirás la revolución
ni alcanzarás la palabra inocente
con estos versos no podrás despedirte de nadie
ni besar a tu madre
no tendrás asilo en la nostalgia
no conjugarás presencia o espera

me siento a la mesa y escribo

***

AL RÍO TORMES

La Facultad tenía en su puerta un obituario,
derrotados/especulamos

¿habrá sido un poeta niño o un niño poeta?

no extraña [a la gente de Anaya] la desaparición de los hombres y mujeres que visitan
aquellas páginas de ruido y furia.

Coinciden todas nuestras muertes y pronto desaparecerás, río viejo,
abrazado a tus profesores suicidas/

dicen que encontraron sus zapatos tiritando de frío
por tu ribera

dos veces rota la flor del agua &&&&&&&&[1]
ese día (o noche

aprendí de memoria tu sentencia:
vivimos &&&&& morimos

&&&&&&& los pasos lejos del cuerpo.

——

[1] Ejercicio de memoria en homenaje a Aníbal Núñez, poeta salmantino.

***

Nunca me esquecerei que no meio do caminho
tinha uma pedra
tinha uma pedra no meio do caminho
no meio do caminho tinha uma pedra.

Carlos Drummond De Andrade

LAPELIPOSA 

Algún día voy a ver la Catedral por última vez
y eso me pone muy triste

vibrará en el roce de sus hombros

de óleo naranja y verde

Diré adiós
a la posibilidad de señalar un hogar con el dedo/a los más míos vértices de luz
por cada codo cada pie habrá un latido
recogido ya en la gramática de nuestros cuerpos.

Fue aquí donde lo supe:
la carne siempre ha sido triste,

existe más allá del cansancio

y no hemos aprendido a llorarla.

***

LISBOA EM PÉ

Los días han sabido amalgamarse,
ante nosotros hay un ritmo nuevo
es la incertidumbre que se asoma
y estira nuestra lucidez
hasta hacerla irreconocible.
Me encuentro en las cimas
acaso siete
acaso frente al abrazo triste
del río y el mar.
Escribo siempre de noche,
en el instante anterior
al sosiego, anterior a la llegada
de la luz que viene a dar forma
a todo lo que amo: el cielo
me ha concedido una ventana
frente a las jacarandas, de ellas
se desprenden las plegarias violetas
que encontraré más tarde, podridas
debajo de mis zapatos.
Estoy aprendiendo a caminar
a través de la viscosidad,
sobre la más inesperada de las calçadas,
escribo y soy libre antes de serlo.

Qué útil será el luto cuando se vuelva perenne.
La Vida Bohéme

***

UTILIDAD DEL LUTO

cuando nos ahorremos separar las prendas
la angustia de la úlcera
el permiso para adentrarnos en el silencio
cuando nos decidamos por un renacuajo
que se parezca a nosotros
(pero sin haber perdido nada todavía)
cuando admitamos la morbosidad de vernos huérfanos
cómo se escuchará ese lamento de MADRE
quizás tenga hipos de memoria
o se le olvide hablar

qué fecundos los niños soldados
no pueden decir turpial ni bandera de piojos ni qué de pinga
estas violencias
en las que no sabemos reconocernos
mientras crece el cementerio del este

yo escucho el rumor de los hombres
cuando le tuercen el cuello al cisne
cuando ya es muy tarde y dicen

dame una muerte que pueda izar en el aire,.

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