viernes, 28 de junio de 2024

La Hora Musa - Fernando Navarro - La impostura ,. Martes - 16 - Julio ,. / Cachitos de hierro y cromo - Derecho al pataleo ,. Martes - 16 - Julio ,./ Locos por las motos - ¿Qué grandes pruebas de motociclismo se celebran en circuito urbano?,.

 

  TITULO: La Hora Musa  -   Fernando Navarro - La impostura ,. Martes -  16 - Julio  ,.


 'La Hora Musa', presentado por Maika Makovski ,a las 22:55 horas, en La 2 martes     - 16 - Julio , fotos,.

  Fernando Navarro - La impostura,.

 Fernando Navarro: «No sé si la música salva la vida, pero no te enseña a cambiar pañales»

Cantaba Tom Petty en «Flirting With Time» que no hay diferencia entre un acierto o un error. El periodista Fernando Navarro (Madrid, 1981) cree que, a veces, la vida (con la música) es una cuestión de suerte: «Puedes tener las mejores intenciones del mundo para querer acertar y cometer un error estrepitoso», cuenta en el Café Comercial de Madrid. «Con buenas intenciones no se va al acierto. Las buenas intenciones son como pájaros volando pero no te llevan seguramente a aterrizar bien». En efecto, no hay diferencia entre un acierto o un error.

Navarro publica en estos días la novela Todo lo que importa sucede en las canciones (Pepitas de Calabaza, 2022), que aunque pueda parecer una biografía, en realidad está compuesta de un 70% ficción y de un 30% de cerveza; el autor está en las emociones de las que intenta hablar en el libro, tanto del enamoramiento como del desenamoramiento, del duelo o de la paternidad. Como él, el protagonista de su título es un periodista musical, porque puestos a hablar de un perdedor que «ha olvidado lo que es el verbo ganar», qué mejor que un periodista musical: «A los críticos musicales nos ven siempre como a los músicos frustrados». Fernando sopesó poner como personaje principal a un músico, pero pensó que todavía era más perdedor describir a alguien que hablaba de todo el mundo. «Quería hacer un libro que hablara sobre cómo recibimos la música los que estamos todo el día escuchando a los demás. Me gustaba la idea de un periodista musical que, a lo mejor, quería ser Bruce Springsteen o Bob Dylan, pero se le desmorona todo y no tiene nada a lo que agarrarse en ese momento». Suena la música, calla el silencio.

***

—¿Escuchabas «Workingman’s Blues #2» porque estabas deprimido o estabas deprimido porque escuchabas «Workingman’s Blues #2»?

"¿Qué fue primero la música o la tristeza? Seguramente, en este caso, fue la música la que me hizo ver la tristeza, estoy convencido"

—La verdad es que, parafraseando un poco todo lo de Alta fidelidad, que sepas que iba a empezar el libro con esa cita. Dentro de la cita estaban Bob Dylan y Bruce Springsteen y la terminé quitando porque me parecían muchas, pero está ese guiño a Alta fidelidad. Yo creo que escuchaba «Workingman’s Blues #2» porque primero fue la música, por responder a la pregunta. ¿Qué fue primero, la música o la tristeza? Seguramente, en este caso, fue la música la que me hizo ver la tristeza, estoy convencido. Empecé a escuchar «Workingman’s Blues #2» porque estaba triste.

—Dices que las canciones siempre tienen un motivo para atraparte y son ellas las que te eligen.

—El protagonista del libro no soy yo. Es irrelevante pensar que soy yo, porque el libro no está escrito para los chismosos. Tampoco soy una persona importante, pero si fuera yo, el libro no está escrito para saber si el autor del libro está separado, tiene un hijo, no tiene padre, tiene una madre muerta, si ha conocido a otra mujer en mitad de la separación… Los chismosos son esa gente que va al Retiro y termina al lado del estanque, metiéndose con los peinados y las ropas de las personas que pasan por ahí. Yo no quiero hacer el libro para ésos; el libro está hecho para la gente que va al Retiro y se esconde en las partes menos concurridas a leer y a dejarse llevar por la lectura.

—Esto en concreto llevó entonces al protagonista a un piso vacío, hecho que le hizo apostar su colección de discos.

"Ahí es donde está el libro: empezar a ver todos los fallos que hay en la vida de un tío que la caga constantemente"

—El protagonista del libro acaba en un piso vacío porque ve que su matrimonio se desmorona y empieza el libro, precisamente escuchando «Workingman’s Blues #2», porque es la canción que le hizo ver dónde estaba su tristeza y preguntarse cuál es el fondo de esa tristeza. Si algo nos muestra la vida —y con el libro intentaba que se hablara un poco de eso— es que, a veces, cuando crees que has tocado fondo, aún puedes tocar algo más de fondo, que el vacío es un poco más profundo de lo que a veces nos imaginamos y, en este caso, hay un vacío de amor, de desmoronamiento de la pareja, que está sumado a muchas más cosas: a un duelo por la madre fallecida, a la culpabilidad por la paternidad, a otro desamor que está sucediendo con otra persona y, también, a la propia identidad de uno, porque yo creo que cuando se derrumba el amor es cuando nos damos cuenta y nos vemos en un espejo y vemos qué tipo de persona somos en ese momento; te planteas cuáles son tus fallos, y ahí es donde está el libro: empezar a ver todos los fallos que hay en la vida de un tío que la caga constantemente.

—Encuentro similitudes con Tony Soprano, principalmente cuando va a terapia. Soprano le dice a Jennifer Melfi, su psicóloga, en un capítulo: «Aun así tengo que ser el triste payaso de mis amigos y de mi familia». En tu libro, ¿dentro del perdedor está la figura del payaso triste?

—Claro. En el capítulo de Roy Orbison utiliza la canción «In Dreams» porque hay un verso que dice: «El payaso de color caramelo se ha colado por mi ventana», que viene a recordarte lo payaso que puedes ser en la vida. Somos personas que estamos intentando siempre cubrir moldes de perfección en todo lo que vivimos: ser un gran trabajador, un gran marido, una gran pareja, un gran padre… y, cuando estas no se cumplen, hay que empezar a adaptarse. Creo que llegamos a tocar la perfección pocos minutos en nuestras vidas, y todo lo demás es adaptarse. En este caso quería hacer el libro de una persona que trata todo el rato de adaptarse a una situación que le ha tocado vivir, que es separarse. Volviendo a encontrarse en su soledad, con todos los fantasmas de su pasado, empieza a hacerse las grandes preguntas básicas (qué, cómo, dónde, cuándo…), eso que decía Federico Luppi en Lugares comunes: «Hay que intentar responder al dolor de la lucidez». En este caso yo creo que es igual; cuando estás con una tristeza tremenda, tienes que empezar a responder a tus preguntas básicas: quién eres, qué quieres hacer con tu vida, cómo lo quieres hacer… Ir a esas preguntas a veces duele porque te encuentras con contradicciones de ti mismo.

—Cuando falleció Tom Petty, escribiste en El País un obituario titulado «Mi patria es la música» en el que dices que «los músicos, como las personas, se mueren». ¿Eso es el tránsito hacia el fogonazo que mencionas en Todo lo que importa sucede en las canciones?

"Pasear por Madrid no era lo mismo hasta que yo escuché a Tom Petty en mis cascos"

—Totalmente. Al final es el fogonazo de encontrar el número clave de la ecuación matemática de por qué algo tan abstracto y tan misterioso como la música nos causa tantas cosas buenas y nos eleva a un estado tan mágico y tan único. Cuando tú tienes que hablar de la muerte de un artista que crees que nunca se va a derrumbar, como Lou Reed, David Bowie o Leonard Cohen, que crees que son imbatibles, que son eternos, encontrar las palabras exactas para expresar lo que supone su pérdida es como definir el origen de ciertas galaxias y planetas. Pero una cosa es destacarla para la historia de la música popular americana y otra es destacarla para ti. ¿Por qué Tom Petty es importante para el protagonista? Como lo puede ser para ti, para mí o para todos los que sabemos que Tom Petty nos ha acompañado con su música y nos ha trasportado a territorios nuevos. Yo lo recuerdo siendo adolescente, haciéndome vivir los paseos por Madrid de una manera novedosa, más pasional. Pasear por Madrid no era lo mismo hasta que yo escuché a Tom Petty en mis cascos. Después de escribir el obituario me fui paseando a casa para reencontrarme con la ciudad y verla con otros ojos.

—El protagonista de tu libro hace el camino más largo hasta casa desde Embajadores para escuchar «Are you alright?», de Lucinda Williams: «Eres el único que pierde la cabeza por la música, los otros no lo van a entender». ¿Cómo lo explicarías tú?

"El mundo no está preparado para la gente que tiene esa pasión por el rock and roll"

—Mucho tiempo me he preocupado por intentar querer explicarlo, pero ahora, a mis 40 años, me he dado cuenta de que ya no me preocupa cómo la gente pueda entender o no que coja el camino largo. Es un territorio que he construido a base de canciones, mi identidad, mi carácter. Sé que le debo mucho a ese territorio porque me ha conectado mucho con mi individualismo, con esa parte de mí que no sabía que existía hasta que aparecieron ese tipo de canciones. El libro tiene una reflexión en la que me puedo sentir identificado (y creo que tú también): claro que somos unos chiflados. Y creo que estamos mucho más chiflados de lo que parece. El mundo no está preparado para la gente que tiene esa pasión por el rock and roll, en este caso, o por cualquier otra disciplina artística. El mundo no quiere que seas especialmente libre, que tengas tus propias normas, que tengas tu propio código, tu propia capacidad de superación por lo que te propone el rock and roll, que no se ajusta al molde de la sociedad actual… ni tampoco antes. Eso me fascina y quiero serle leal, lo tengo claro. Quería que el protagonista, desde una perspectiva un poco de caricatura, fuera realmente un tío que estaba dispuesto a serle leal a ese sentimiento, a esa libertad que supone el rock and roll a costa de su salud mental y no hacer caso a la psicóloga.

—La cual le dice que ha conocido muchos casos como el suyo, de gente que huye a su infancia. ¿»Good Vibrations» (The Beach Boys) es la magdalena de Proust del protagonista?

—Exacto. Es una canción que me parecía maravillosa, más allá de que en ese 70% que puedo ser yo, la canción de «Good Vibrations» y a los Beach Boys los relaciono en mi infancia como hago con otros artistas. En este caso me interesaba mucho la historia de esa canción y de Brian Wilson y la idea de que había intentado captar tanto en «Good Vibrations» como en Pet Sounds esa época incandescente que es la infancia y la adolescencia, una época de descubrimiento vital.

—El vinilo que tenía la madre del protagonista era Street Legal (Bob Dylan). ¿Otra magdalena de Proust?

"No sé si la música salva la vida, pero está claro que no te enseña a cambiar pañales, no te enseña a cocinar, a hacer las camas..."

—En el caso de la madre del protagonista, no consumía ese tipo de música. Aparece este disco entre los de Julio Iglesias, Los Brincos… y él mismo se pregunta qué haría ese disco en la vida de la madre. Igual que nunca sabes qué canción te va a elegir. La vida está llena de momentos fortuitos y de casualidades. No sé si la música salva la vida, pero está claro que no te enseña a cambiar pañales, no te enseña a cocinar, a hacer las camas… Eso tienes que aprenderlo, pero la música está ahí para explicarte cosas de la vida, dándote otro tipo de pistas, y sí que salva la vida cuando no te duermes en el coche. Es un guiño por jugar con una paradoja de lo que es la idea de salvar la vida o no, algo fortuito que aparece.

—Decía Bob Dylan que no importaba tanto de dónde venían las canciones sino adónde te llevan.

—Exacto. Es la clave del rock and roll y de la gran cultura, entendido como eso que decía Emilio Lledó: «La cultura tiene que ser educación y libertad». Que te eduque siempre desde el punto de vista de la libertad, no del dogmatismo. Y es eso: adónde te llevan.

—¿Adónde te han llevado a ti las canciones?

—A mí me han llevado a que yo mismo me haga nuevas preguntas sobre la vida. Esas grandes preguntas me hacen reflexionar y dudar sobre mi propia existencia y cómo la estoy llevando. Las canciones me han llevado a otros mundos posibles, me han llevado a conocer que puede existir el consumo de drogas responsable, a que puede existir gente como Lou Reed o como Bowie, ensanchando la vida con sus modelos camaleónicos estéticos con su bisexualidad, al soul en la música negra, a vivir en la identidad de las minorías… Las canciones te llevan a conocer realidades que, de otra forma, no conocerías. Recuerdo coger Transformer de Lou Reed con 13 ó 14 años y flipar. Y no dejaba de sentirme fascinado por ese mundo, porque es real. En mi casa de chaval español madrileño de clase media no hubiera conocido ese mundo de no ser por las canciones de Lou Reed, que me aventuró a querer conocerlo en la vida real.

—¿Adónde se han ido los patos?

"La metáfora del pato es que, al final, tu vida cotidiana la tienes que arreglar tú para ti mismo y debes saber cuidar a los patos, pero tenemos tantas distracciones, obligaciones..."

—No lo sé. Vivimos con una sensación de condena, pensando que los patos no están ahí, pero están mucho más cerca de lo que parece. La metáfora del pato es que, al final, tu vida cotidiana la tienes que arreglar tú para ti mismo y debes saber cuidar a los patos, pero tenemos tantas distracciones, obligaciones… Yo creo que los patos depende de cada uno verlos. La sociedad, la vida, te está empujando todo el rato a lo contrario, pero tú tienes la posibilidad de luchar en primera línea de batalla con tus botas, como dice Bob Dylan en «Workingman’s Blues #2». Creo que todavía tenemos la opción de calzarnos las botas e ir a primera línea de batalla, hasta que el cuerpo aguante, para encontrar a los patos, para mirarlos, porque los tienes más cerca de lo que parece. En el libro hay guiños evidentes a los patos y a Tony Soprano, pero también a Nueva York y a El guardián entre el centeno, a ese momento en el que Holden Caulfield se pregunta adónde van los patos cuando el lago se hiela. Pues tío, los patos permanecen en el lago.

—¿No es asombroso?

—Yo lo vi con mis propios ojos, y lo uso en la novela. Rompen el hielo y están ahí, todos juntos, conviviendo en agua fría, friísima, en mitad de un lago congelado, rodeados de una ciudad ruidosa y salvaje como Nueva York. Se hacen fuertes y se unen para sobrevivir; la unión hace la fuerza. Es así. Los patos permanecen unidos para superar el puto frío y el lago congelado y no huir ni perecer. Es una lección de vida. Los patos están ahí, pero para saberlo, verles sobrevivir, hay que acercarse al lago congelado y saber que siguen allí.

—¿Y quién se quiere acercar a un lago congelado?

—Hay que acercarse al lago congelado, pasar frío, como los patos. Mucho frío. Y verlo con tus propios ojos. Los patos no se van, nos vamos nosotros.

 

TITULO:  Cachitos de hierro y cromo -  Derecho al pataleo  ,. Martes - 16 - Julio ,.

   El martes -  16 - Julio  a las 22:30 horas por La 2, foto,.

 Derecho al pataleo,.

 La música en español de 1984

Como ya hicimos el año pasado, he aquí un repaso a la música en castellano que se pinchaba en las radiofórmulas españolas de hace 40 años, en 1984. Esta es una selección de 40 artistas (algunos representados por más de una canción), hecha por orden cronológico de entrada en las listas durante el año, con enlace a YouTube en cada una, pero quien quiera una inmersión más completa tiene aquí disponible una lista con más de 260 temas, algunos de ellos literalmente irrepetibles. Y quien quiera rollo internacional, también tenemos el 84 en inglés.

1 – Mecano – El amante de fuego / Japón / Busco algo barato / No pintamos nada
En enero entró en las listas «El amante de fuego», una canción de Nacho Cano que comienza: «Todo se incendió, nadie pudo salir, yo le vi quemarse, yo le vi morir, y él también me vio a mí». En diciembre se produjo el incendio de uno de los templos de la Movida, la discoteca Alcalá 20, en el que murieron 81 personas. Era el tercer y último sencillo del LP ¿Dónde está el país de las hadas?, y antes de acabar el año saldrían tres más de su siguiente álbum, Ya viene el sol.

2 – Olé Olé – Conspiración / Adrenalina
«Conspiración» es una versión de una de las canciones de la ópera Carmen, de Georges Bizet. La letra original sobre que el amor es un pájaro rebelde y difícil de comprender se sustituye por una retorcida historia de deseo y stalking cuyo «juego excita mi imaginación», en medio de vídeos anónimos, discotecas, cotilleos y alguien que «se bebe mi pipermint». Nunca cambiéis, años ochenta.

3 – Los Secretos – Hoy no
«Hoy no quiero discutir, siempre mis defectos, siempre sobre mí». Que tampoco cambien nunca Los Secretos.

4 – Miguel Ríos – En la frontera
A punto de cumplir 40 años de edad, el granadino venía de triunfar con una gira con Luz Casal y Leño como teloneros (terciopelo y metal, por qué no), para promocionar el disco El rock de una noche de verano. De él proviene esta canción con conciencia social que proclama que «tenemos que reaccionar, ciudadanos de la Tierra. Si queremos vida y dignidad, no más fronteras». A ver quién se presenta a unas elecciones con ese programa.

5 – Loquillo – Quiero un camión / Pégate a mí
Grabada en 1983 con la participación de Alaska, la composición de Sabino Méndez se parece mucho a la versión de Elvis Presley de una canción tradicional inglesa, «Frog Went a-Courting», pero es que el estilo rockabilly tampoco deja mucho margen para grandes inventos. La versión que más éxito tendría fue la grabada en directo en 1989, que sí llegó al número 1. Es una canción que consta de solo cinco frases diferentes repetidas a toda caña: «Yo para ser feliz quiero camión, llevar el pecho tatuado, en camiseta mascar tabaco, escupir a los urbanos, a mi chica meter mano».

6 – Pistones – El pistolero
Oculta como la novena de diez canciones del LP Persecución está una de las mejores canciones del año, con un riff de guitarra muy reconocible y una letra de bandidos de western, que en los 80 se habían vuelto a poner de moda, entre ellos el temido Tuerto («su profesión es matar»), en cuya «cintura hay más balas que todo un arsenal, en su revólver más muescas que en la barra del bar». Y viene a por ti, además. «Algo tendré que hacer, sí. Acabaré con él».

7 – Barricada – Esta es una noche de rock and roll
Hay artistas que todo el mundo sabe de dónde son, y así es de conocimiento común que Barricada son no solo de Pamplona, sino del barrio de la Chantrea. Su primer álbum, que iba a producir Ramoncín, se grabó en solo dos días, y de él proviene este himno al rock y al alcohol como cura… y como causa de lo que hay que curar. «Ya destruí el miedo a perder o a ganar. Alrededor solo veo soledad. Con el alcohol me confundí. ¿Qué más da? Hoy soñaré con una botella más».

8 – Alameda – Desnudos
Triana y Alameda son el Betis-Sevilla de la fusión de rock y músicas andaluzas. Tras trece años de carrera, el disco Noche andaluza sería el último antes de su disolución, aunque la Expo de 1992 serviría para reunirlos un par de veces más. «Desnudos» es una buena muestra de su propuesta musical.

9 – Platino – Obsesión
Los valencianos Platino duraron dos años y dos discos, lo cual es más representativo de lo que le ocurre a la mayoría de los grupos de cualquier época que las maratonianas carreras musicales de otros artistas más consagrados. «Obsesión» fue su mejor tema, en la vena de un pulcro pop de sintetizadores, con la ayuda e influencia de Carlos García-Vaso, de Azul y Negro.

10 – Los Elegantes – Mangas cortas
La inspiración para escribir canciones puede venir de cualquier parte, así que ¿por qué no del odio a las camisas de manga larga (pues espera a los 90, chaval)? En una década que produjo toneladas de comedia más o menos intencionada con sus letras, solo Los Elegantes podían sacarle un jugo decente a tal idea.

11 – Mocedades – Has perdido tu tren / La música
«Has dejado escapar el tren por no hacer caso al corazón, y te quedas en el andén sin billete ni solución». Bueno, pues parece que el chacachá del tren esta vez es agridulce. Otra vez será.

12 – Chokes – Mírame
Si Platino duraron dos años, los madrileños Chokes duraron dos singles. Lo breve, si breve, dos veces breve.

13 – Joaquín Sabina – Eh, Sabina / Telespañolito
Hacia 1984 Sabina tocaba varios palos: letras críticas y sardónicas tipo La Mandrágora, escritor de canciones para otros (Miguel Ríos y Ana Belén, por ejemplo), y cantante casi en residencia del programa de televisión Si yo fuera presidente, donde presentó la canción «Telespañolito», que solo entró en el disco Ruleta rusa en su segunda edición. Todo ello dentro de una evolución hacia un rock más guitarrero que antes. En ese LP, a Sabina ya le decían que cuidado con la nicotina.

14 – Ángeles Del Infierno – Maldito sea tu nombre
Fueron teloneros de AC/DC, Motörhead y Saxon antes siquiera de tener un disco de estudio, que solo llegó tras seis años dando caña desde Lasarte, sin respetar ni a Dios: «Haces siempre lo que quieres sin tener piedad. Dios eterno, todo lo haces a tu voluntad. Maldito. Maldito sea tu nombre». A no ser que estén hablando de tu jefe.

15 – RH+ – Corta y cambia
Otros madrileños que duraron solo un par de discos, aunque uno de sus componentes, Nacho Campillo, luego correría mejor suerte con Tam Tam Go. Ritmo rápido y letras movideras, pero pocas ventas. Merece que se les eche un vistazo, sin embargo.

16 – Tuna De Ingenieros De Montes – Las cintas de mi capa
What? Pues sí, las tunas en las listas. ¿O es que no veíais Gente joven? Es una pregunta retórica, no hace falta que respondáis. Mucho se habla de las cintas de gasolinera como territorio principalmente chunguitero y faryesco, pero si uno volvía un poco perdido de marcha por la noche, o del apartamento de la playa tras las vacaciones, podía saber en qué provincia estaba mirando a ver qué casete de estudiantinas había junto a la de María Jesús y su Acordeón. No he conseguido encontrar la versión exacta que entró en las listas, pero cintas en la capa todo tunante las tiene.

17 – La Unión – Lobo-hombre en París / Sildavia
«Cae la noche y amanece en París en el día en que todo ocurrió». No hay recopilatorio de los 80, e incluso multidécada, que no incluya al lóbombre parisino (su nombre es Denis) de Rafa Sánchez, inspirado en un cuento de Boris Vian. De hecho, fue el single en español más exitoso del año. También muy conocida es «Sildavia» (que no Syldavia, esa es la de Tintín), un lugar que no se halla en los mapas, donde el tiempo pasa tan despacio y donde no hay desiertos ni falsa pasión.

18 – Obús – Vamos muy bien
«Borrachos como cubas, ¿y qué? Aún nos mantenemos en pie, y ya no pararemos hasta no poder ver». El momento en el que los metaleros madrileños presentaron esta oda al alcohol sin medida en un programa infantil de TVE, rodeados de como doscientos críos pegando botes, es glorioso. Metallica la tocó en Madrid en 2018.

19 – Alaska y Dinarama – Rey del glam / ¿Cómo pudiste hacerme esto a mí?
«Te has quedado en el 73 con Bowie y T-Rex». Esto, junto a la letanía de parafernalia necesaria para ser un glam rocker (tacón de aguja, ojos pintados, rímel, labios y uñas negras, hombreras, brillantina, leopardo y cuero) pinta todo un cuadro con palabras que ya entonces era nostalgia. Y «¿Cómo pudiste hacerme esto a mí?» es una de las cumbres de la música española, de cualquier época. El mensaje reivindicativo de «¿A quién le importa?» siempre será duradero, pero a mí siempre me ha gustado más esa calle desierta, esa noche ideal y ese coche sin luces que no pudo esquivar.

20 – La Mode – En cualquier fiesta
1984 no fue un buen año para La Mode, cuyo segundo disco no logró buenas ventas y que además perdió a su fundador, el Zurdo Márquez (su sustituto, Daniel Ballester, fue elegido a través de un concurso en Radio 3). Pero con «En cualquier fiesta» aún podían demostrar de lo que eran capaces.

21 – Roque Narvaja – Solo
Mario Roque Fernández Narvaja es cordobés (argentino), y emigró a España durante la dictadura, donde hizo una carrera sólida que poco a poco va quedando olvidada, a pesar de que sigue en activo. Suya es, por ejemplo, «Santa Lucía», que luego popularizó Miguel Ríos. En el año en que por fin ya no había dictador en su país, su música fue dejando a un lado la canción protesta y con «Solo» consiguió un tema de excelente pop ochentero.

22 – Bravo – Lady, lady
Tras los cero puntos eurovisivos de Remedios Amaya y su barca que a la deriva la llevaba, la representación española del año siguiente quedó tercera (el mejor resultado de toda la década) con esta balada sobre una dama que «se pinta los ojos de azul, aunque hace mil años que dejo atrás su juventud, cuando un día de verano la quebró un desengaño». Y desde entonces «vive en su mundo de cristal: cree que algún día él volverá». La canción triunfó mucho en Latinoamérica, pero Bravo acabaron siendo otro de esos grupos de dos discos en dos años, y ya.

23 – Radio Futura – Escuela de calor / Semilla negra
«Arde la calle al sol de poniente. Hay tribus ocultas cerca del río esperando que caiga la noche. Hace falta valor, hace falta valor. Ven a la escuela de calor». Nadie escribía letras como Santiago Auserón, y en este caso el guitarreo de Enrique Sierra que lo acompaña es mítico. Con «Semilla negra» empezaban a meterse por el camino de la fusión con sonidos africano-caribeños, indicando que cuando otros aún no sabían que iban a ir, ellos ya estaban volviendo.

24 – Alarma!!! – Tu amor
Otros con solo dos discos, pero su vocalista es Manolo Tena, que ya había tenido otro grupo antes, Cucharada, así que son dignos de atención. Al principio iban a ser FBI, pero se les comparaba con The Police, así que en vez de eso se basaron en los también británicos The Alarm (¿alguien los conoce? Tienen varias canciones bastante buenas), pero su propuesta caía demasiado entre diversas influencias (rock, new wave, funk, punk, pop) como para atraer a demasiados partidarios de ninguna.

25 – Casal – Pánico en el Edén
No sé si habrá algún estudio sobre la influencia de la Vuelta Ciclista a España en la historia de la música española, pero merecería la pena hacerlo. «Pánico en el Edén» fue encargada ex profeso para ella a Julián Ruiz, el pope de la producción pop en España, pero aun así, lejos de mensajes de unidad deportiva, esta canción está llena de drama ochentero, con juegos de sexo entre tres, crueles mensajes en el contestador, chantajes, juegos de guerra, noches entre satén, ruidos salvajes, sábanas rojas de carmín, espejos rotos en el salón y, mi parte favorita, «gotas de sangre en el parqué, ¡por favor!». Espero que las caravanas de los ciclistas no fueran armando líos así por los hoteles, aunque con el dopaje que ya empezaba a haber entonces , quién sabe.

26 – Ana Belén – Solo le pido a Dios / España, camisa blanca
Dos absolutos himnos grabados este año por la cantante y actriz madrileña. El primero es una pieza ya conocida de antes, obra del argentino León Grieco, inspirada por la dictadura militar de entonces, y ha sido interpretado por unos cuarenta artistas diferentes (entre ellos U2 y Bruce Springsteen). La petición del compositor de que el dolor, lo injusto, la guerra, el engaño y el futuro no me sean indiferentes es lo que realmente la hace grande a nivel de letra. La otra es obra de Víctor Manuel, compuesta a partir de la metáfora original de Blas de Otero, a la que se añaden muchas otras imágenes de impacto, como «a veces madre y siempre madrastra», o «navaja, barro, clavel, espada».

27 – 091 – Lágrimas en el paraíso
Si al hablar de cuál es número para llamar a la policía todavía te viene a la lengua Cero Noventa y Uno, es que ya peinas canas. Estos granadinos se hicieron amigos de Joe Strummer, miembro fundador de los míticos The Clash, que pasaba temporadas en el ciudad nazarí, y con los que comparte su rock afilado y cañero.

28 – Orquesta Mondragón – ¡Es la guerra! / Feliz Navidad
Javier Gurruchaga nunca va a dejar que una guerra nuclear o, peor aún, unas navidades le estropeen el show. Solo él puede hacer sonar como un planazo total algo así: «Lucha, muere, seguirás a tu líder. Quema, viola, mata como en el cine. El apocalipsis ya está aquí. Los cielos se funden sobre ti. Admira el fuego en technicolor y luego fúndete».

29 – Emilio José – Y vuelta a empezar
El cordobés (andaluz) Emilio José López Delgado, como todo cantautor, ha puesto música a varios poetas (en su caso León Felipe, los Machado y José María Pemán, entre otros), pero tiene también multitud de composiciones propias. Una de las que puede sonar más al gran público es este «vuelta a empezar, porque vienen empujando los de atrás. Los de arriba y los de abajo siempre van pidiendo paso».

30 – Ilegales – Tiempos nuevos, tiempos salvajes
«Toma tu parte. Nadie regala nada. No hay nada sin lucha, ni aire que respirar. No eres su juguete. Levántate y lucha ya». Los asturianos Ilegales, en su vertiente más combativa.

31 – Burning – Esto es un atraco
Para quien solo los conozca por «¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?», decir que para cuando llegó la Movida ellos ya estaban allí desde hace rato, rockeando desde La Elipa. «Esto es un atraco» es uno de sus mejores clásicos, volviendo al rock más crudo de sus inicios y superando la marcha el año antes de su vocalista original, Toño Martín, que ocho años después moriría de sobredosis.

32 – Caco Senante – Que le pongan salsa
Chivo con vino, pescao con jugo de limón, lechón con pimienta y orégano, arroz con jamón y tocino, pichuelita, aguacatón, fideítos, chicharrón… No se debe escuchar esta canción antes de comer, ni de hacer la compra. Pero sobre todo, que le pongan salsa, pa mojar, pa mojar. Y eso que el cantautor tinerfeño ya había loado antes el mojo picón. No todo va a ser canción protesta.

33 – Iván – Fotonovela
La imagen de Juan Carlos Ramos apelaba tanto al público adolescente que se puede pasar por alto lo buena que es «Fotonovela» como tema tecnopop de arreglos perfectos. Una vez pasados los 80 se casó con una australiana y se mudó allí, pasando luego a vivir en Estados Unidos. La mujer fotonovela hoy quizá sería mujer instagrammer.

34 – Fiordaliso – Yo no te pido la luna
Marina Fiordaliso quedó quinta en el festival de San Remo con esta canción coescrita por Zucchero Fornaciari. Traducida al español, como se ha hecho durante décadas, fue la mexicana Daniela Romo la primera en grabarla en castellano, pero Fiordaliso también lo hizo y las dos versiones compartieron listas a menudo.

35 – Radio Topolino Orquesta – Hooked on juerga
En la gasolinera de antes, al lado de Los Chichos y las tunas, seguro que también había recopilatorios con canciones de tasca o de la mili (popurrís, que se las llamaba), enganchadas una detrás de otra durante varios minutos como después haría La Década Prodigiosa con los temas pop de los 60 (o Jive Bunny con el rock original de los 50). Cuando sonaban en la disco solía significar que el pincha había aprovechado los 18 minutos que duraba para ir al baño (a qué exactamente, eso ya dependía).

36 – Objetivo Birmania – Desidia
Aún en su etapa como septeto (tres chicas cantando y cuatro chicos tocando), su sonido de entonces podría definirse como uno de sus sencillos de año anterior: «Cocofunk». O Prince con maracas, si a nadie le estalla la cabeza con esto. Lo de «desidia a la orilla del mar» es como Hawái, Bombai u hoy no me puedo levantar: que hoy toca hamaca y pay pay.

37 – Luz – Detrás de tu mirada
Mucho trabajo le costó a Luz Casal salir de detrás del micrófono de corista para Juan Pardo, Leño o Miguel Ríos, pero esa voz no podía seguir oculta mucho tiempo, y en 1984, con su segundo disco, Los ojos del gato, empezó a destacar definitivamente.

38 – Luis Eduardo Aute – Una de dos / Sin tu latido
«Una de dos», una de sus canciones más conocidas, ha envejecido un tanto mal, con dos señores hablando entre ellos cuál se queda con la mujer de uno de ellos (o quizá montarse un trío), sin que ella parezca pintar nada en la decisión. «Una de dos: o me llevo a esa mujer o te la cambio por dos de veinte, si puede ser», culmina la cosa, llegando a sugerir un quinteto entre todos. Si cuela, cuela. En «Sin tu latido» se habla de la tristeza de alguien que siente «qué terriblemente absurdo es estar vivo sin el alma de tu cuerpo», y después «no sé por qué te escondes y huyes de mi encuentro por saber de tu vida. No creo que vulnere ningún mandamiento». Igual era la misma mujer de la canción anterior. Sea como sea, Aute siempre ha llegado donde otros no alcanzan, incluso los rincones incómodos del deseo humano, y siempre será un genio.

39 – Miguel Bosé – Sevilla
Miguel «Bowie-sé» hizo su aparición con el disco Bandido en este año, y es que ya se le notaban las ganas de hacer algo más arriesgado tanto a nivel de imagen como de sonido, aprovechando que estaba idealmente situado en la encrucijada de varias influencias. Atreverse con Sevilla, por muy hijo de torero que fuera, no era ninguna broma, ya que nadie se toma bien que vengan de fuera a derramar tus propios tópicos sobre ti. Que si media luna y navaja, que si abanico y guitarra, que si azahar y paloma, y varios clichés más no faltan aquí, mezclados en torno a un crimen pasional, culminando con lo de que «el corazón que a Triana va nunca volverá». Parece que funcionó, dado que a Bosé le concedieron, en el 25º año de la publicación del LP, el título de hijo adoptivo de la ciudad.

40 – Seguridad Social – Comerranas
«Ana se las come crudas sin salsas ni aditivos, y mientras las devora pierde los sentidos». Pues qué asco, ¿no? Pues no, porque «Ana no es humana, es una culebra comerranas». Así empezó la banda de José Manuel Casañ, con un «punk skatalítico» cañero y con canciones de dos minutos cuarenta para pegar patadas al aire. Piquiró, piquiró, piquiró.

Espero que hayen disfrutado el viaje. El límite de 40 deja fuera varias cosas interesantes, entre otros a Cadillac, José Feliciano, Asfalto, Diseño, Chiquetete, Gonzalo, Camilo Sesto, Ñu, Barón Rojo, Luis Miguel, Ramoncín, Dyango, Raphael, Los Chunguitos, Pecos, Serrat, Siniestro Total, Massiel, Francisco, Roberto Carlos, Perales, Manzanita o Rosario, que debutó este año, pero con una canción de pop-rock bastante plana en la que hacía denodados esfuerzos por cantar sin acento y por no dar a entender que se apellida Flores. Ya entrará otro año. Azul y Negro y Julio Iglesias no entran por no tener canciones en español en las listas de este año (Julio se puso a hacer duetos en inglés con Diana Ross y Willie Nelson). A todos ellos, y muchos más, se los puede encontrar en esta lista con unas 260 canciones epatantes, delirantes, emocionantes… y de antes.

TITULO:  Locos por las motos - ¿Qué grandes pruebas de motociclismo se celebran en circuito urbano?,.

¿Qué grandes pruebas de motociclismo se celebran en circuito urbano?,.

Más de 70.000 personas han disfrutado este domingo de una de las mejores carreras de velocidad del año en España,.

Última prueba del Gran Premio de Motociclismo de La Bañeza
 
fotos / Última prueba del Gran Premio de Motociclismo de La Bañeza

España es un país al que le gusta el olor a gasolina y el rugir de los motores, ya sean de coches o de motos, y todo lo que sea velocidad. De hecho, son muchos los deportistas españoles que han sido campeones del mundo ya sea en las distintas categorías de moto, Fórmula 1, de rally, camiones o motocross, entre otras modalidades.

Además, España puede presumir de contar con circuitos emblemáticos, como el Jarama de Madrid, u otros como el de Montemeló, en Barcelona, o el de Jeréz, en Cádiz, que acogen cada año grandes premios de motociclismo o del gran circo mundial que es la Fórmula 1, donde este año hay dos pilotos españoles compitiendo, como son Carlos Sáinz y Fernando Alonso.

España, durante las últimas dos décadas del pasado siglo, eran también habituales las carreras en circuitos urbanos, pero, con el tiempo, estas han ido desapareciendo del calendario por temas de seguridad principalmente. Además, se construyeron circuitos profesionales que ofrecían mayores facilidades y una mejor protección para los pilotos. No obstante, aún quedan algunas pruebas que se desarrollan en carreteras convencionales y entre las edificaciones urbanas.

Y una de ellas, es el Gran Premio de Motociclismo de La Bañeza, en el que este fin de semana se respira velocidad por los cuatro costados, con su edición número setenta .Una prueba que se disputa sobre un trazado urbano, a imagen y semejanza del de la mítica isla británica de Man, donde se corre la prueba más peligrosa del mundo y cuyo triunfo ofrece una gran repercusión.

Aunque la más antigua es el Trofeo de Velocidad Fira d’Agost, que se corre en el Circuito Urbano de Xátiva, en Valencia desde el año 1951, en las que han corrido el mítico Ángel Nieto, además de Jorge Martínez “Aspar” o Ricardo Tormo.

A nivel internacional, la más conocida es el Gran Premio de Macao, peligroso y emocionante, que se encuentra en el calendario de superbikes

Respecto a la prueba bañezana, que ayer celebraba los entrenamientos, cuenta con tres categorías, Clásicas 2 y 4 tiempos y Moto3, en las que participrán150 pilotos de diferentes Comunidades, incluso con presencia extranjera.

El 55º Gran Premio de Velocidad "Ciudad de La Bañeza", León (9-10 de agosto), de motos clásicas, 125, Moto3 y GP
 
El 55º Gran Premio de Velocidad "Ciudad de La Bañeza", León (9-10 de agosto), de motos clásicas, 125, Moto3 y GP

Los organizadores, el Motoclub bañezano, prevé batir todos los registros de aficionados contemplando la carrera y se estima una presencia, a lo largo del fin de semana, con los entrenamientos y las pruebas de mañana, de cerca de 70.000 amantes de la moto.

Entre las novedades de esta edición se encuentra la exhibición de motos eléctricas, así como el homenaje que se le tributará al veterano Benjamín Grau, que se retirará oficialmente de las motos a sus 76 años y que da nombre a una de las curvas del circuito desde 2019, como ocurrirá con la que se les otorgará a los comisarios como reconocimiento a su labor.

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