lunes, 6 de junio de 2022

LA LOTERIA DEL VIERNES - ¿Dónde está Wally? - Cambio de paradigma ,. / POLICIAS EN LA CALLE - La doble tragedia de los evacuados por el accidente nuclear de Chernóbil,. / EL DIVAN DE OLGA VIZA - Gonzalo Barroso decide colgar las botas,.

     TITULO : LA LOTERIA DEL VIERNES - ¿Dónde está Wally? -  Cambio de paradigma  ,.

LA LOTERIA DEL VIERNES - ¿Dónde está Wally? - Cambio de paradigma ,.   , fotos,. 

Cambio de paradigma ,. 

ERC sigue desescalando la tensión con el Gobierno pero mantiene las exigencias,.

La Moncloa asegura que la reunión entre Pedro Sánchez y Pere Aragonès tendrá lugar con «absoluta normalidad»,.

El presidente de ERC, Oriol Junqueras, volvió este viernes a tender la mano al Gobierno y defendió la vía del diálogo para resolver el conflicto catalán. Junqueras está convencido de que la negociación con el Ejecutivo central acabará siendo «útil», aunque considera que Pedro Sánchez tiene aún que dar unos cuantos pasos para «restaurar» la confianza, que ha quedado a su juicio «dañada» por el caso de espionaje Pegasus.


En la gestión de la crisis del espionaje, en ERC ha habido un reparto de papeles. Junqueras está interpretando el rol más conciliador con el Ejecutivo, mientras que Pere Aragonès se está mostrando más contundente, también porque tiene que hacer un equilibrio con la posición de Junts en el Govern, que le pide romper del todo con Sánchez y que entierre para siempre la mesa de diálogo. Fuentes del Govern solo admiten diferencias de «matiz» entre Junqueras y Aragonès.


No obstante, el presidente de ERC fue quien días atrás afirmó en el diario 'El País', en plena escalada verbal por el espionaje, que su partido «está aquí para ayudar», en un mensaje dirigido directamente a la Moncloa y quien este viernes aseguró que los republicanos están «encantados de entenderse con todo mundo», que tienen «voluntad» de llegar a acuerdos con «todo el mundo», que abogan por las «alianzas flexibles» y que asumen «con orgullo ser útiles» para la ciudadanía. Esquerra mantiene la mano tendida, pero «nadie puede dar la crisis por resuelta y matizada», según advirtió el presidente de la Generalitat el miércoles en la sesión de control del Parlament.

LA CLAVE:

  • Enfoques. Junqueras defiende la vía de diálogo con el Gobierno frente a Junts y la CUP que piden romper del todo

Las relaciones entre ambos ejecutivos siguen congeladas -no rotas- y ERC continúa lanzando avisos al Gobierno y poniendo en riesgo la estabilidad de la legislatra. El primero fue votando en contra de las medidas anticrisis como consecuencia de la guerra y más tarde desmarcándose el jueves pasado de la reforma de la ley de seguridad nacional. El Ejecutivo central tuvo que buscarse socios alternativos a los republicanos porque tal y como afirmó este viernes Junqueras, en una conferencia organizada por 'Fórum Europa, Tribuna Catalunya', ERC es el «socio preferente de la sociedad catalana», no de Sánchez, y que se debe en «exclusiva» a la ciudadanía catalana.

Para que las relaciones entre la administración central y la catalana vuelvan a su cauce anterior al estallido de la crisis del espionaje, Junqueras insistió en exigir al Gobierno las tres peticiones que ha puesto su partido sobre la mesa desde hace días y aquí no hay diferencias entre unos y otros dirigentes: transparencia, asunción de responsabilidades y garantías de que los dirigentes independentistas no serán espiados en el futuro.

Cese en el CNI

En el independentismo valoran el cese de la directora del CNI, pero también lo consideran insuficiente porque advierten de que Paz Esteban ha sido destituida por los fallos en la seguridad que han afectado al móvil del presidente del Gobierno y al de la ministra de Defensa, pero no por el espionaje a una veintena de secesionistas que, como ha trascendido, tenía autorización judicial.

Por ello, el independentismo pide que se desclasifiquen las resoluciones judiciales para saber los motivos por los que fueron intervenidos sus teléfonos y para saber quién lo ordenó. Al respecto, el Gobierno dijo que accederá a la desclasificación solo si se lo pida un juez. Sobre la posibilidad de que Aragonès dirigiera en 2019 los CDR o estuviera detrás de Tsunami Democrático, en su entorno se lo toman a broma. Tras la transparencia, Junqueras dijo que deben llegar las responsabilidades, sin poner el foco en nadie y atribuyendo el caso en genérico a una «parte del Estado» o a «aparatos del Estado», a diferencia de Gabriel Rufián que sí señaló a Margarita Robles. Aragonès y también una moción de ERC que el jueves aprobó el pleno del Parlament junto a Junts y la CUP piden la dimisión de la ministra de Defensa, pero «sobre todo» por las declaraciones en las que a criterio de los republicanos justificó el espionaje a los independentistas.

ERC mantendrá la presión al menos hasta la reunión entre Pedro Sánchez y Pere Aragonès. Hace una semana pudieron intercambiar pareceres en Barcelona, en las jornadas del Círculo de Economía, donde se emplazaron a cerrar un encuentro para reconducir la situación. La Moncloa afirmó este viernes que la reunión tendrá lugar con «absoluta normalidad» y que ambos gabinetes trabajan para encontrar una fecha. «Cuando las agendas lo permitan», aseguró la ministra portavoz, Isabel Rodríguez.

TITULO: POLICIAS EN LA CALLE - La doble tragedia de los evacuados por el accidente nuclear de Chernóbil,.

La doble tragedia de los evacuados por el accidente nuclear de Chernóbil,.

foto / Los bombardeos en la localidad ucrania de Sukachi destrozan casas de personas reubicadas tras la catástrofe de 1986,.

En los mapas aparece como Sukachi, pero aquí todos la llaman Novi Ladizhichi (Nueva Ladizhichi). La nueva Ladizhichi es una localidad del norte de Ucrania con aire de urbanización a la que fue reubicado el medio millar de habitantes de la vieja Ladizhichi, situada a 18 kilómetros de la ciudad de Chernóbil, cuando el 26 de abril de 1986 tuvo lugar el accidente nuclear más famoso de la historia. Aunque los niveles de radiación en la Ladizhichi original eran razonables (y de hecho algunos evacuados volvieron después), se encontraba dentro del famoso perímetro que las autoridades soviéticas establecieron en torno al reactor de la planta que explotó (el número cuatro) tras un intento inicial de minimizar las dimensiones de la catástrofe.

Volodímir Stekhun, entonces un niño al que sus padres, abuelos y hermanos arrastraban a una nueva vida, es hoy un hombre de 42 años que observa los escombros negros de la casa de ladrillo que levantó con sus manos tras casarse. “Tengo la sensación de que los rusos crean una tragedia por segunda vez. Aquí se han ido 20 años de mi vida”, asegura.

La casa resultó incendiada, aparentemente por el impacto de un proyectil, en el tercer día de la guerra, el pasado 26 de febrero. “De repente, mi familia y yo oímos un sonido extraño y, luego, el crujido del tejado en llamas. Los vecinos nos ayudaron a apagarlo con agua. Nos refugiamos en el sótano y, unas cuatro o cinco horas después, otra vez estaba en llamas el tejado. Ahí ya no pudimos hacer mucho. Teníamos mucha agua en el sótano, pero solo podíamos transportarla con cubos. Nos pasamos la noche tirando cubos de agua, pero casi no sirvió de nada. Bueno… aquí ves el resultado”, recuerda mientras señala la casa, apesadumbrado.

Stekhun se ha mudado justo al lado, a la casa de su padre, que falleció poco antes de la guerra y estaba vacía. Lo ha hecho con su mujer y uno de sus dos hijos. El otro, miembro de la Guardia Nacional, está en manos de Rusia como prisionero de guerra, cuenta. Fue capturado nada más comenzar la invasión, cuando defendía el aeropuerto de Hostomel, en las inmediaciones de Kiev.

Los abuelos de Stekhun volvieron a la vieja Ladizhichi apenas un año después de ser evacuada. Él solía visitarlos hasta que fallecieron en 2010. “Me gustaba ir, me recordaba a mi infancia”, relata. Allí vive hoy una pequeña comunidad de retornados (sobre todo, gracias a la agricultura y la ganadería). Dados los escasos niveles de radiación, es uno de los pueblos a los que se puede acceder en tiempos de paz en las visitas guiadas turísticas. Como si tuviese una maldición histórica, la aldea ya había sido arrasada por los nazis durante la II Guerra Mundial, cuatro décadas antes de ser desalojada por el accidente nuclear.


“Nos hemos encontrado una nueva tragedia en nuestra casa”, asegura Valentina, sin palabras “para describir lo difícil” que fue para ella ―”casada, con 22 años y dos vacas”― el desarraigo en 1986 por motivos que tardó en entender. “La gente hablaba de que había pasado algo malo, pero había poca información”, recuerda del día del accidente. Luego hizo amigas, empezó a pasar más tiempo con las vecinas y acabó aceptando Novi Ladizhichi como su nuevo hogar. Unos 36 años más tarde, ya con 58, contempla un inmenso cráter de unos cinco metros de profundidad causado por una potente bomba en un cruce de calles no muy lejos de la vivienda en la que fue reubicada. “Estaba sentada en el sótano cuando Rusia la soltó. Sentí cómo me levantó del asiento un poco y volví a bajar”, dice.

El sótano del que habla es el de su domicilio. Lo empleaba para almacenar las patatas que cultiva y la invasión lo transformó en refugio colectivo improvisado. “Rezábamos todo el tiempo. Éramos tres adultos y dos adolescentes. El mismo 24 [de febrero] ya oí vehículos grandes y algunos disparos. Luego el sonido se fue acercando. Por la noche salí a ver lo que pasaba y recuerdo el sonido de lo que parecían tanques. Solo se veían sus luces rojas”, señala.

Valentina recuerda cómo las autoridades soviéticas construyeron en apenas tres meses de 1986 las 180 casas, comedores y guardería que componen el lugar, levantado al doble de distancia de Kiev (unos 80 kilómetros) que de la frontera sur de Bielorrusia. Las dos repúblicas formaban entonces parte de la URSS y hoy están en bandos opuestos. “Aún no he asumido que tenemos una guerra en nuestro país y en nuestro pueblo. Ya no tengo fuerzas para irme a otro sitio por segunda vez y soy demasiado vieja para hacer nuevos amigos. Aquí, además, estoy acostumbrada a comentar la vida, cocinar borsch [la sopa ucrania más típica] y quejarnos juntas del Gobierno”, añade junto a sus amigas, que se ríen y asienten. Una de ellas, Nina Vasilenka, de 51 años, rompe su silencio y tercia: “La gente simple y pobre somos los que sufrimos en el 86 y los que sufrimos ahora. Y eso que antes era distinto, porque era la URSS, así que [Rusia y Ucrania] estábamos unidas. Ahora estamos separadas”.

En Novi Ladizhichi, donde a media tarde se ven pasar más bicicletas que coches, solo quedan ya unas pocas “casas finlandesas”, como llaman a las de madera de estilo nórdico. Y, aunque la mayoría de vecinos sigue siendo parte, o desciende, de los evacuados por el accidente nuclear, el tiempo ha ido trayendo familias nuevas, atraídas por los precios asequibles y la vida tranquila, explica Valentina.

Natalia Ribachok llegó desde una ciudad en el centro de Ucrania llamada Kropivnitskii, a casi 400 kilómetros de allí. Tiene 44 años y se instaló hace seis en Novi Ladizhichi, al casarse con un hombre de la zona. Un día, cuenta, él la abandonó y la dejó al cargo de los dos hijos en una vivienda que era habitable hasta “exactamente el 25 de febrero a las 18.00”, cuando un proyectil de mortero impactó en el tejado. “Estaba en el sótano con mis hijos. Salieron al oírlo y gritaron: ‘mamá, mamá, ya no existe nuestra casa’. Yo no los creía hasta que lo vi”, rememora sin poder evitar un escalofrío. La vivienda se tiene en pie de milagro. El proyectil no la derribó, pero sí la dejó muy dañada. Otra familia los acoge desde entonces.

TITULO:  EL DIVAN DE OLGA VIZA  - Gonzalo Barroso decide colgar las botas,.

Gonzalo Barroso decide colgar las botas,.

Tras casi toda una vida de rojiblanco, el capitán del Don Benito se despide entre lágrimas al anunciar su adiós cuando acabe la temporada,.

Entre lágrimas y aplausos, con un emotivo «No puedo» terminó ( foto ) Gonzalo Barroso el anuncio de su retirada del fútbol. Lo hará vistiendo la camiseta de 'su' Don Benito, aquella que empezó a defender ya en las categorías inferiores y con la que, tras un breve paso por Almería B y Jerez, siguió en las últimas once temporadas.


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