lunes, 17 de febrero de 2025

Trastos y tesoros - CANAL EXTREMADURA - Grifos de las barricas ,./ Leyenda de Fútbol dice adios - Muere Óscar Rubén Valdez, exjugador del Valencia, a los 78 años de edad ,. / Domingo - 16 , 23 - Febrero - LA SEXTA TV - Ambulancias, en el corazón de la ciudad - Tres heridos en Badajoz en un choque múltiple con un vehículo que iba en sentido contrario por la A-5 ,. / LA AVENTURA DEL SABER TVE - Fábula de Polito y Gamboa ,./ CAFE GIJON - MANZANAS VERDES - Fútbol - El Mirandés duerme líder tras un nuevo triunfo en Anduva ,.

    TITULO: Trastos y tesoros - CANAL EXTREMADURA - Grifos de las barricas,.

Grifos de las barricas,.

 La destilería de Glenrothes, en el nordeste de Escocia, tiene su propio suministro de agua para procesar el whisky. :: r. c.

 foto / La destilería de Glenrothes, en el nordeste de Escocia, tiene su propio suministro de agua para procesar el whisky,.

La destilería de Glenrothes elabora uno de los whiskis de malta más delicados. Tiempo, madera, agua pura y barricas que han criado jerez son las claves del éxito de su licor,.

AJames Stuart no le preocupó erigir una destilería de whisky enfrente de un cementerio. Ni era supersticioso ni aprensivo. A él lo que le preocupaba, cuando fundó la fábrica en 1878, era crear un espirituoso suave y afrutado, inédito hasta entonces. El lugar era perfecto. Glenrothes se encuentra en la región del Speyside, donde se acumulan decenas de destilerías en las que se elaboran los whiskis más elegantes y delicados. Stuart eligió para su proyecto el pueblo de Rothes, en el nordeste de Escocia, un rincón bucólico regado por las aguas del Burn of Rothes y circundado por unos excepcionales campos de cebada. El clima era inmejorable para que el noble caldo envejeciera en barricas de roble americano. Ahora para alumbrar el destilado se emplean toneles en los que antes se ha criado jerez. No todas las marcas lo hacen, porque la barrica de jerez es diez veces más cara que el resto. Fiel a sus principios, los sucesores de Stuart se esfuerzan por seguir una tradición artesanal que se traduce en uno de los mejores maltas para paladear sin prisas.

Madera y tiempo. Son los ingredientes imprescindibles para la crianza de un buen whisky de malta. Dicen que para elaborarlo es preciso disponer de un agua sin par. El whisky de Glenrothes bebe de los manantiales Brauchill y Fairies Well, que luego se funden con otras dos fuentes, el Ardcanny Spring y el Dounie Well, procedentes del norte. Glenrothes es una de las pocas destilerías que dispone de su propio suministro de agua para producir, procesar y rebajar el licor.

Es mediodía y en el aire flotan vagos efluvios de whisky. El riachuelo que corre parejo a la finca discurre con brío, cabrillea al chocar contra algunas piedras y arranca del lecho destellos cobrizos. Se diría que el caudal también está empapado de whisky; pero no, simplemente las lluvias persistentes han arrancado trozos de turba que confieren al borboteo de las aguas un tinte rojo.

El néctar pasa de la barrica a la botella manteniendo su color natural

El proceso de gestación de un whisky de malta (cebada germinada, que se fermenta en agua de manantial, purísima y muy pobre en sales) es laborioso. Primero se selecciona la cebada, luego se muele y la harina resultante se mezcla con agua caliente para disolver los azúcares. Es entonces cuando se procede a la fermentación con levadura. El mosto fermentado, con un sabor que evoca al de la cerveza, se transfiere a alambiques de cobre, que en Glenrothes son especialmente estilizados. La destilería dispone de diez alambiques que funcionan por parejas.

Una textura cremosa

El siguiente paso consiste en descartar las cabezas y las colas -las mezclas que se condensan en los primeros y en los últimos minutos del proceso-, que están preñadas de impurezas y sustancias nocivas. Solo se conserva el corazón, un líquido límpido e incoloro con un 69% de alcohol y que desprende un olor similar al orujo.

Apartada de los alambiques se encuentra la tonelería, en la que los trabajadores se afanan desmontando y reparando barricas. En estos recipientes el whisky, que exige una maduración de al menos tres años, va adquiriendo reflejos dorados y ambarinos. No solo eso, también se va enriqueciendo de notas especiadas (canela, vainilla, pimienta, nuez moscada) y sabores. En Glenrothes lo saben y se enorgullecen de que el licor pase de la barrica a la botella manteniendo su color natural. El que se destila en Rothes tiene fama de tener una textura cremosa. Al contacto con la madera, la graduación alcohólica se reduce, entre un 2% y un 4% al año. Una ley de oro que va a misa dice que el mejor whisky debe criarse en la mejor barrica.

El tiempo de maduración está subordinado a numerosas variables, como la temperatura y la humedad. La edad del whisky de malta que se despacha en los comercios oscila entre cinco y los 25 años. Los entendidos no son partidarios de que se superen los 25 años en madera, dado que el whisky adquiere entonces un regusto levemente amargo y desagradable al paladar.

En esta destilería no se complican la vida con ornamentaciones artificiosas. La botella se vende sin caja y en la etiqueta se reproducen anotaciones manuscritas. Su forma redondeada realza el contenido. Su elegancia reside en su desnudez.

A la salida de la tonelería persiste el ruido de los mazos golpeando machaconamente las barricas. Fuera las nubes se compactan y no dejan pasar ni un resquicio de sol. Los muertos del cementerio deben pasar frío. Las lápidas están negras. Dicen que ese tono oscuro es producto de las 'parte de los ángeles', esa porción de alcohol que se evapora anualmente y que tiñe con tonos sombríos la piedra. En un lugar tan desabrigado, ¿qué pueden hacer si no los difuntos para calentar sus huesos que aspirar un trago largo de whisky?,.

TITULO:  Leyenda de Fútbol dice adios - Muere Óscar Rubén Valdez, exjugador del Valencia, a los 78 años de edad,.


Muere Óscar Rubén Valdez, exjugador del Valencia, a los 78 años de edad,.


Delantero argentino de la década de los 70, contribuyó a la conquista de la Liga de 1971 y fue internacional con España,.

Rubén Valdez, en una imagen con el Valencia en Mestalla.
 
foto / Rubén Valdez, en una imagen con el Valencia en Mestalla.

Óscar Rubén Valdez, destacado delantero del Valencia en la década los 70, ha muerto a los 78 años, tras una prolongada enfermedad. Nacido en Buenos Aires en 1946, Valdez se incorporó al Valencia en 1970, donde jugó hasta 1978. Durante su estancia en el club, participó en 210 encuentros oficiales, en los que marcó 60 goles y proporcionando 32 asistencias. Su desempeño fue clave para que el equipo conquistara el título de Liga en la temporada 1970-71, con Di Stéfano como entrenador

Además de su trayectoria en el club valenciano, Valdez fue internacional con la selección española, de la mano de Ladislao Kubala, en nueve ocasiones entre 1972 y 1974, período en el que anotó cinco goles.

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Tras retirarse como jugador, se sacó el título de entrenador, y llegó a dirigir al primer equipo durante los primeros 22 partidos de Liga de la temporada 1985-1986, cuando fue relevado por Di Stéfano.

Posteriormente, se estableció en Valencia, donde estuvo vinculado a la formación de jóvenes futbolistas tanto en la cantera del Valencia como en el papel de director de la Escuela Cracks hasta su jubilación.

El Valencia CF ha expresado su pesar por la pérdida de Valdez y ha anunciado que se le rendirá un homenaje en el próximo partido en Mestalla contra el Atlético. La misa funeral se llevará a cabo este lunes a las 11:30 horas en la Parroquia de San Pascual Bailón, ubicada en la calle Doctor Moliner 6 de Valencia.

 

TITULO:  Domingo  - 16 , 23  - Febrero -    LA SEXTA  TV - Ambulancias, en el corazón de la ciudad -    Tres heridos en Badajoz en un choque múltiple con un vehículo que iba en sentido contrario por la A-5   ,.

 

El domingo - 16 , 23  - Febrero , a las 21:30 por La Sexta, foto,.


 

  Tres heridos en Badajoz en un choque múltiple con un vehículo que iba en sentido contrario por la A-5,.

 

 Tres heridos en Badajoz en un choque múltiple con un vehículo que iba en sentido contrario por la A-5

Tres personas han resultado heridas en la noche de este domingo tras un choque múltiple en la autovía A-5 a la altura de Badajoz. En la colisión se vieron implicados tres vehículos, de los cuales uno de ellos circulaba en sentido contrario.

Según los datos aportados por el Centro de Urgencias y Emergencias 112, el accidente de tráfico se produjo poco antes de las nueve y media de la noche a la altura de la conexión de esta vía con la barriada de Cerro Gordo. La Guardia Civil instruye diligencias al conductor del coche que iba en el sentido incorrecto y ha abierto una investigación para aclarar las causas del suceso.

En concreto, la colisión entre estos tres vehículos se registró en el kilómetro 392 de la citada vía. Como consecuencia del suceso, una joven de 22 años y una mujer y un hombre de 43 años resultaron heridos. Según las primeras valoraciones, los dos primeros sufrieron policontusiones mientras que el varón presentaba dolor cervical y mareos. Todos fueron trasladados en estado leve al hospital Universitario.

Hasta el lugar del suceso se trasladó una Unidad Medicalizada de Emergencias, un equipo de Soporte Vital Básico y una ambulancia convencional, recursos sanitarios que asistieron y llevaron a los heridos al centro hospitalario. Igualmente, acudieron patrullas de la Guardia Civil y personal de conservación de carreteras.

TITULO:   LA AVENTURA DEL SABER TVE - Fábula de Polito y Gamboa,.

Fábula de Polito y Gamboa,.

 Fábula de Polifemo y Galatea (Letras Hispánicas) : Góngora, Luis de:  Amazon.es: Libros

foto / Vista desde lejos, la explotación agropecuaria de Gabriel no transmitía sensación alguna de eficiencia o de racionalidad productiva. Someramente descrita, constaba de un conglomerado de retales de dispares procedencias (maderas, chapa, alambre, cartones, ladrillos y otros restos de derribo) que componían entre cuatro y cinco bloques de dudosos límites y distintas alturas, donde se hacinaban en pacífica promiscuidad animales de diversas especies (incluyendo una rica gama de parásitos). Alrededor de esta masa principal se extendían un par de hectáreas de huerta, integrada por cultivos variados que subsistían a duras penas y en cuya elección y mantenimiento no había influido ningún criterio de rentabilidad, sino como mucho la costumbre y como poco la desidia. Un cercado de disposición irregular hacía las veces de frontera entre aquel reino y los de otros propietarios y completaba las instalaciones.

Cuando le conocimos, Gabriel andaba por los setenta años. Entre los de su generación, y aun fuera de ella, era un hombrón considerable; pasaba del metro ochenta y cinco y la edad apenas le había doblado el esqueleto. De su vida anterior sólo conseguimos reunir retazos aislados, con los que en alguna ocasión salpicaba sus profusas peroratas. Había nacido en aquellos montes, en mil ochocientos setenta y tantos. Se había librado de Cuba y de Filipinas por fortuna, de África por edad y de la Guerra Civil porque en los primeros días se había largado a la sierra con una mula y no había bajado hasta estar seguro de que se habían acabado los tiros entre aquellos dos hatajos de bandidos, como calificaba equitativamente a ambos bandos. Nunca se había casado, pero tenía cinco hijos, cada uno con una mujer diferente. A todos los había atendido o atendía, y para dos de ellos, que habían emigrado a Argentina y Venezuela, nos dictaba parsimoniosas misivas que nos pedía que le releyéramos luego, a fin de rectificar puntillosamente lo que no le parecía del todo redondeado. Tanto cuando repasábamos estas cartas como cuando le leíamos las de sus hijos, que guardaba con ansia de analfabeto hasta que íbamos a verle, daba a menudo en derramar copiosas lágrimas, que resbalaban rápidas por la piel dura y seca de sus mejillas.

Su filosofía de la vida no era especialmente alambicada, pero no por ello incurría en distorsiones graves de la realidad. Para él, la guerra, por poner un ejemplo, era un efecto de la escasez. Cuando el Rey veía que había ya demasiada hambre, se metía en una guerra por ahí, rebajaba el excedente de población y entonces volvía a haber pan para todos, es decir, para los que quedaban. Aplicadas a la práctica, sus teorías eran igualmente contundentes. Capaba a los gorrinos pequeños en serie, sin estremecerse, y nos los pasaba al momento para que les pusiéramos en la herida desinfectante y se la untáramos luego con limón -con lo que se conseguía que no dejaran de chillar en media hora, pero también evitarles ulteriores contrariedades-. Lo mismo, una mañana que se le atravesó la idea por la cabeza, realizó la delicada operación a un verraco de un par de cientos de kilos, que hubieron de sujetarle entre seis. Otro día fue una vacunación de gallinas. Después de haber atrapado y pinchado a casi todas, quedaban en el corral cinco que por más que se afanaba no lograba capturar.

-A éstas las voy a vacunar para siempre- resolvió al fin, y cogió una estaca y las liquidó a las cinco.

Pero Gabriel también era la cima de una variopinta pirámide social o zoológica, la que constituía su propia granja. Dentro de esta pirámide el segundo escalón venía representado por los cerdos, los más fructíferos de todos los animales; en el tercero estaban las demás especies; y en el cuarto y último, dos personajes singulares: Polito y Gamboa -por este orden-. Polito -es decir, Hipólito-, era un tonto de unos veintiocho años, que medía metro y medio de estatura y hablaba comiéndose la mitad de los sonidos. Realizaba en la explotación labores auxiliares, a cambio de comida, algo semejante a un techo y una asignación graciable -esto es, un día sí y otro no, según el humor de Gabriel- de una peseta por jornada. Polito limpiaba las pocilgas, daba de comer a los animales y labraba la huerta. Sin lugar a dudas debía su sustento a Gabriel, pero éste no se privaba de mezclar con esta obra de caridad global algunas puntuales canalladas. Por ejemplo, sabedor de la invariable fruición con que fumaba su subalterno, de vez en cuando lo llamaba y le decía:

-Polito, ven aquí. Vamos a echar un pitillo.

Polito se acercaba cabeceando y mirándole de soslayo; tomaba el cigarro que Gabriel le había liado y para encenderlo le metía una chupada en la que ponía toda el alma. Acto seguido, tiraba el cigarro al suelo y salía bufando, mientras increpaba sin el menor comedimiento a su jefe:

-Ede un hío uda, e ao en du uda ade.

Gabriel había tenido, una vez más, la ocurrencia de liarle un pitillo de tabaco con pimienta.

El último miembro de aquella comunidad, jerárquicamente hablando, era Gamboa. Con independencia de su posición inferior, se trataba de un personaje notable por otros muchos conceptos. Gamboa era un mastín descomunal, con la alzada de un mulo, una cabeza del tamaño de la de un toro y unas mandíbulas en las que en cierta ocasión, justo antes de que Gabriel comprendiera que semejante bestia debía estar permanentemente encerrada y atada, había llevado a un hombre sin más esfuerzo que el que a un lobo le supone arrastrar a un conejo. De su situación en el último escalón de la pirámide no podían caberle dudas a lo que tuviera de cerebro dentro de aquel cráneo inmenso, habituado como estaba a recibir abundantes demostraciones. Una de ellas se producía cuando Gabriel, después de que se hubiera dado de comer hasta a las gallinas, tomaba un mendrugo de pan, grande apenas como un puño pequeño, y se lo arrojaba diciendo:

-Toma, Gamboa, cabrón, que tú no trabajas.

El mendrugo desaparecía en las fauces del perrazo, que lo tragaba sin masticar y se quedaba tan quieto como estaba siempre, sabiendo que aquél era todo el alimento que se le proporcionaría a lo largo del día.

Precisamente una de las cosas que más llamaban la atención de aquel bicho, pese a resultar una consecuencia lógica de su régimen de vida, era su impasibilidad. Estaba siempre tendido, inmóvil; miraba con ojos bovinos lo que pasaba por delante de él y no ladraba nunca. Ello no quería decir, como había exhibido con el incauto que traspasando la alambrada había determinado su reclusión perpetua, que careciese de ferocidad. Una noche le vimos levantarse de pronto, deslizarse con sigilo y dar un salto de pantera hasta el filo superior de su jaula, por el que un gato estaba cometiendo la imprudencia de pasearse. Cuando cayó tenía el gato entre los dientes, y cinco minutos más tarde lo había devorado casi totalmente. En otra ocasión, una mujer a la que Gabriel engordaba un par de puercos fue a visitarle acompañada por un chucho chico. El chucho andaba suelto, husmeando arriba y abajo, mientras Gabriel le observaba de reojo. Al cabo de unos minutos le comentó sin mucho énfasis a la dueña:

-Tenga usted cuidado con el perrillo, que a lo mejor el otro le hace algo.

Reiteró la advertencia por segunda vez minutos después, pero la despreocupación de la dueña del chucho no cosechó una tercera, porque antes de que transcurrieran dos minutos más, el animal, que se había acercado demasiado al cubil de Gamboa, era un amasijo rosa de pelo, carne y sangre entre sus maxilares de acero.

Nadie, por consiguiente, ni nosotros, ni el propio Gabriel, se atrevía a aproximarse a menos de un par de pasos de Gamboa. Nadie salvo, curiosamente, Polito. Sin que se supiera a ciencia cierta la razón, Gamboa le tenía auténtico pánico. Verle y esconder la cabezota entre las patas era todo una. Polito entraba en su jaula, lo apartaba a patadas y le daba la espalda para limpiarla, o le metía la mano en la boca, sin inmutarse y sin que Gamboa alzara en todo el rato las orejas. Una posible explicación -en la que se confundía la causa con el efecto y que por ello nunca aceptamos, quedándonos en la incertidumbre- existía la tentación de hallarla en las noches que Polito cobraba. Para celebrarlo, se iba con su peseta a una especie de taberna que había por allí cerca, en la que a cambio de todo su jornal le daban una botella de litro llena con los restos que quedaban en los platillos que ponían debajo de los grifos de las barricas. Oscurecido y espoleado por aquella mezcla diabólica de blancos con tintos y finos con dulces, regresaba dando tumbos y se iba directo al sitio de Gamboa. Sin mediar palabra por su parte ni provocación por parte del aterrado monstruo, cogía un garrote y apaleaba al mastín hasta quedar exhausto. Ignorando por qué Gamboa consentía sin resistirse que aquel hombrecillo tambaleante lo machacase, como de hecho lo ignorábamos, el misterio, lejos de esclarecerse, se volvía más profundo.

Polito vivía en un chamizo de cañas que él mismo se había construido, junto al corral. Según mi padre, que fue el niño que conoció todo lo que acabo de referir, Gamboa y el tonto dormían allí en el invierno, apretándose juntos contra el frío y la lluvia. Cuando los imaginaba así, compartiendo en la oscuridad del chamizo su sueño irracional e intermitente, siempre me asaltaba la idea de que aquello era una metáfora, tan tierna como malvada, de las causas por las que a veces dos seres asumen un destino común en la vida.

 

TITULO: CAFE GIJON - MANZANAS VERDES -  Fútbol -   El Mirandés duerme líder tras un nuevo triunfo en Anduva ,.

 

CAFE GIJON,.

 

Café Gijón - foto,.

 
Fachada de madera del Café Gijón con su entrada.
Resultat d'imatges de manzanas verdesEl Café Gijón (denominado también Gran Café de Gijón) es un café de importancia cultural situado en el bulevar principal del madrileño Paseo de Recoletos n.º 21. El café está frente a una estación de ferrocarril del mismo nombre (Recoletos) y a la Biblioteca Nacional de España (BNE). La terraza de enfrente se encuentra en el pasillo central del Paseo.

 

MANZANAS VERDES   -  Fútbol -  El Mirandés duerme líder tras un nuevo triunfo en Anduva ,.   

 

MANZANAS VERDES  -  Fútbol -  El Mirandés duerme líder tras un nuevo triunfo en Anduva     , fotos,.

 

 Fútbol - El Mirandés duerme líder tras un nuevo triunfo en Anduva ,.

 

 Resultado Final - MIRANDÉS - 4 - RACING DE FERROL -1 -,.

 

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Cambios

Héber Pena (29', Raúl Blanco), Erick Cabaco (45', Naldo), Emanuel Insúa (45', Aitor Buñuel), Pablo Tomeo (45', Victor Parada), Álvaro Sanz (67', Luis Perea), Joel Roca (74', Urko Izeta), Carlo García (78', Mathis Lachuer), Josué Dorrio (81', Naim García), Adrián Butzke (87', Joaquín Panichelli), Alberto Dadie (87', Alberto Reina)

Goles

1-0, 8': Urko Izeta, 2-0, 22': Alberto Reina, 2-1, 40': Luis Perea, 3-1, 61': Joaquín Panichelli, 4-1, 91': Adrián Butzke

Tarjetas

Arbitro: Marta Huerta de Aza
Arbitro VAR: David Gálvez Rascón, Raúl Martín González Francés
Urko Izeta (12',Amarilla), Aitor Gelardo (45',Amarilla), Victor Parada (49',Amarilla), Josep Señé (59',Amarilla), Erick Cabaco (78',Amarilla), Emanuel Insúa (86',Amarilla)

Los rojillos doblegaron al Racing de Ferrol con goles de cuatro jugadores diferentes (4-1). Marcaron Izeta, Reina, Panichelli y se estrenó Adrián Buztke. Perea anotó para los ferrolanos.

El Mirandés dormirá como líder de la categoría de Plata tras derrotar al Racing de Ferrol en Anduva (4-1). El equipo se mantiene con paso firme en casa, siendo el mejor local por delante del Elche. El conjunto jabato saltó al césped como había demandado Alessio Lisci durante la semana: mandando y con las ideas claras de lo que debía hacer para sumar un nuevo triunfo. Izeta avisó a los dos minutos con un disparo cruzado que no encontró portería por centímetros.

Su advertencia fue realidad poco después en una acción en la que intervino el VAR. El remate de Panichelli rozó en el brazo extendido del central Naldo. La jugada se revisó y Huerta de Aza señaló la pena máxima. El propio Izeta asumió la responsabilidad para abrir la lata tras engañar a Jesús Ruiz (1-0). Los pupilos de Lisci siguieron apretando y enseguida ampliaron la ventaja. Parada colocó un caramelo desde el costado izquierdo, Reina se zafó de su par para, lanzándose en plancha, alojar el balón en el fondo del marco (2-0).

Trató de reaccionar de inmediato el cuadro ferrolano con un testarazo de Puric que se escapó a la derecha de la portería. Para colmo de males, Menéndez se vio obligado a efectuar un cambio prematuro por la lesión de Raúl Blanco, que abandonó el césped entre sollozos. Heber sustituyó al mediapunta a la media hora de juego. El Mirandés tenía el choque bajo control. Incluso Tachi tuvo en sus botas el tercero, pero el equipo gallego devolvió la emoción con un cabezazo a la red de Luis Perea (2-1). Antes del saque de esquina que propició el gol, había existido una clara falta por empujón de Jauregi sobre Tachi en la disputa del balón que la colegiada no señaló.

La segunda mitad comenzó con varios cambios. Tomeo sustituyó al amonestado Parada, mientras que Cabaco e Insúa se situaron en la zaga visitante. Lachuer dispuso de la primera oportunidad con un tiro al palo y Hugo Rincón cabeceó desviado el rechace después de un centro desde la derecha. El Racing de Ferrol estaba de lleno metido en el partido. Puric pudo empatar en otra acción a balón parado donde estaban sufriendo los rojillos. Sin embargo, lo que llegó fue la tercera diana mirandesista y el decimotercer tanto de Panichelli en la liga. El delantero argentino armó un disparo a la media vuelta cruzado que se coló en el marco para desatar de nuevo la alegría en las gradas de Anduva (3-1).

El conjunto jabato controló la situación tras el gol, aunque los hombres de Menéndez trataron de recortar diferencias en un remate lejano de Insúa que se marchó a la derecha de la portería. Restaban algunos minutos para el final, pero la parroquia local ya saboreaba la victoria. Anduva registró una gran entrada y los aficionados disfrutaron con el buen hacer de sus pupilos sobre el césped. Incluso hubo tiempo para un tanto más y muy celebrado por sus compañeros. Butzke aprovechó la asistencia de Carlo para redondear la fiesta (4-1). No hubo tiempo para más y, aunque suene extraño tras un convulso verano por la falta de fichajes, el Mirandés es líder momentáneo.

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