jueves, 12 de junio de 2025

El Telediario La 1 - “Ayúdame a salir de Gaza”: cuando la desesperación pesa más que el patriotismo ,. / EL MAGO DEL TIEMPO - Tormentas y chubascos de madrugada en el centro y nordeste peninsular ,. / Volando voy - Jesús Calleja - Antonio Manilla,.

    TITULO:  El Telediario La 1 - “Ayúdame a salir de Gaza”: cuando la desesperación pesa más que el patriotismo,.

“Ayúdame a salir de Gaza”: cuando la desesperación pesa más que el patriotismo,.

 Palestinos acuden en masa a recibir comidas distribuidas por organizaciones humanitarias, en la Franja, el 23 de mayo.

fotos - Palestinos acuden en masa a recibir comidas distribuidas por organizaciones humanitarias, en la Franja, el 23 de mayo.

El miedo, el hambre y la falta de esperanza hacen que una parte de los palestinos de la Franja, sobre todo jóvenes, sueñen con marcharse en cuanto se abran las puertas, aunque esto implique no poder volver y plegarse al plan trazado por Donald Trump,.

“Necesito irme. No importa cómo”. La desesperación hace que Qassem Awad escupa sin filtros lo que siente desde la ajada tienda de campaña en la que malvive desde hace meses en el sur de Gaza. No es algo frecuente porque, pese al hambre, las bombas y la falta de esperanza, los palestinos de la Franja no se permiten verbalizar su deseo de huir. Pero ahora el miedo aumenta, las dificultades diarias se multiplican y cada vez más personas, sobre todo jóvenes, expresan su voluntad de marcharse en cuanto puedan, aunque salir de Gaza signifique asumir el riesgo de no poder regresar.

Awad tiene 25 años, es licenciado en Literatura Inglesa y solicitó una beca para hacer un doctorado en Estados Unidos. “Si ya quería irme antes, ahora todavía lo deseo más, aunque sé que si lo logro probablemente no podré volver a Gaza en mucho tiempo. He contactado con varias embajadas, pero nada. EE UU no está respondiendo a los estudiantes palestinos en este momento”, lamenta.

Las puertas de Gaza están cerradas desde hace un año, cuando se cerró el terminal de Rafah, fronterizo con Egipto. Por él salieron, desde octubre de 2023 y hasta mayo, unas 75.000 personas, según el recuento de la ONU. A partir de entonces, muy pocos palestinos han logrado el salvoconducto para marcharse, gracias por ejemplo a un pasaporte extranjero, a una beca en una universidad o a que estaban gravemente enfermos o heridos.

Si ya quería irme antes, ahora todavía lo deseo más, aunque sé que si lo logro probablemente no podré volver a Gaza en mucho tiempo,.

“Ayúdame a salir de aquí. ¿Qué universidad española podría recibirme? ¿Qué documentos necesito para contactar con la embajada?“. El mensaje de WhatsApp de Salah (nombre ficticio), un periodista gazatí, es una súplica. “Yo nunca me quise ir de aquí. No he salido de Gaza en toda mi vida y tengo 30 años, pero ahora ya no puedo más”, admite desde su refugio en Yabalia, en el norte de la Franja, donde la crisis humanitaria es extrema y los bombardeos suenan de nuevo muy cerca. Salah sueña en voz alta y espera poder huir con su madre, de la que se siente responsable tras el fallecimiento de su padre hace varios años, y con su novia. “No sé si sería capaz de irme solo, la verdad. Sería complicado y muy doloroso”, admite.

Sin garantías de poder volver

La cultura, el peso de la familia y de la religión, el apego a la tierra y la defensa de la causa palestina hacen mella en los gazatíes, que hablan con pudor y con culpa de la posibilidad de marcharse. No obstante, el instinto de supervivencia y las ganas de vivir hacen que este deseo aparezca cada vez más abiertamente en las entrevistas y conversaciones.

“Es un tema difícil. Nuestros mayores no se quieren ir, tienen su vida aquí y no se ven preparados para empezar de cero en otro lugar, aunque lo hayan perdido todo. Pero nosotros... ”, suspira Kholoud Shawish, de 22 años, antes de retomar su frase. “Nosotros soñamos con construir un futuro en un lugar seguro y creo que es comprensible. Estamos viviendo en condiciones extremas”, agrega, casi justificándose, esta joven recién licenciada en Lengua Inglesa y Traducción. EL PAÍS habló con ella en febrero, en medio del alto el fuego que Israel terminó de forma unilateral a mediados de marzo, para un reportaje en el que varios gazatíes explicaban por qué querían quedarse en Gaza. En aquel momento, Donald Trump había anunciado que “tomaría el control” de la Franja y la convertiría en la “Riviera de Oriente Próximo”.

Pero esta joven tenía esperanza de quedarse en Gaza y de rehabilitar su casa en Nuseirat, en el centro de la Franja, parcialmente dañada por las bombas, pero en la que sigue viviendo con su familia. “Las cosas han cambiado, la situación ha empeorado y me quiero ir. No es algo fácil. No es huir de las ruinas, sino dejar atrás recuerdos, personas y mi identidad. Gaza es mi casa. Y la parte más dura es que si me voy no tengo garantías de poder volver”, admite Shawish.

La situación ha empeorado y me quiero ir. No es algo fácil. No es huir de las ruinas, sino dejar atrás recuerdos, personas y mi identidad. Y la parte más dura es que si me voy no tengo garantías de poder volver,.

En su cabeza resuenan las palabras de Trump, del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y de varios miembros del ultraderechista Gobierno israelí: “vaciar Gaza”, “promover la emigración voluntaria”, “ocupar permanentemente la Franja” “crear condiciones de vida inhumanas para que sean los propios palestinos quienes quieran marcharse”. No solo son palabras, la situación en el terreno y las últimas operaciones del ejército israelí en la Franja las corroboran. Además, Netanyahu ha admitido que mantiene “contactos con varios países” para que reciban a los gazatíes, tras la negativa de Jordania y Egipto, a los que Trump señaló en un primer momento como destinos posibles.

Las puertas están cerradas

“De todas formas, la cuestión de migrar ni se plantea por ahora, puesto que los pasos fronterizos están cerrados”, subraya Shawish, reconociendo que, a veces, aún se permite un poco de optimismo. “Y sueño que esto terminará, que habrá un plan de reconstrucción de Gaza y que podremos quedarnos”, dice.

Palestinos desplazados internos huyen tras un ataque aéreo israelí al oeste de la ciudad de Gaza, en la Franja, el 23 de mayo.

Su padre, el profesor y escritor gazatí Talal Abu Shawish, ya no contempla la posibilidad de marcharse de Gaza a sus 58 años, pero la escucha cada día en boca de sus alumnos, durante las clases online que organiza su escuela. “Creo que Israel quiere llevar a los gazatíes al límite. Cuando abran las puertas, habrá una desbandada”, opina.

El asedio israelí, la pobreza y la falta de perspectivas en Gaza llevan más de 15 años omnipresentes. En 2007, después de la victoria del movimiento islamista Hamás en unas legislativas, tras las cuales rompió con la Autoridad Palestina del presidente Mahmud Abbas y tomó las riendas de Gaza, Israel instauró un bloqueo sobre este territorio. En la práctica, nada ni nadie ha salido o ha entrado en la Franja desde entonces sin autorización israelí. Con los años, esos permisos han ido reduciéndose y en 2023, antes de que estallara esta guerra, representaban solo el 7% de los contabilizados en 2000, según datos de la ONU.

Cuando comenzaron los bombardeos, tras el mortífero ataque de Hamás en territorio israelí, más de un 40 % de los 2,2 millones de habitantes de la Franja tenía menos de 14 años. Es decir, es una generación que solo ha conocido una Gaza pobre y aislada. El desempleo entre los jóvenes, muchos de ellos con estudios superiores, superaba el 70%. Una parte de ellos intentaba obtener becas y estudiar fuera, otros llegaron a arriesgarse a cruzar clandestinamente a Egipto o incluso a lanzarse al mar en busca de una vida mejor.

Usama Aklouk, neurocirujano de 61 años, admite que él también se marcharía mañana de Gaza si pudiera. En su caso, lo más frustrante es que tuvo la posibilidad de hacerlo, hace más de un año, cuando España evacuó a los gazatíes con pasaporte español y a sus familiares directos. Su hija, nacida en Málaga, donde él ejerció durante 14 años, es española y pudo salir, pero él no quiso abandonar a sus otras dos hijas y dejó pasar ese tren. Desde entonces, se ha desplazado, ha vuelto a la ciudad de Gaza y ha seguido ejerciendo como médico voluntario en su hospital, Al Shifa, destrozado por las bombas israelíes pero funcionando parcialmente para atender a pacientes en consultas.

“Nos están asfixiando. Esto es como estar muertos: no hay comida, ni medicinas, ni seguridad. Cada dos por tres hay que desalojar y ya no sabemos adónde ir”, afirma, confiando en la ayuda del Gobierno español para poder salir de Gaza.

Mayar El Arca, de 18 meses, recibe atención médica por malnutrición en el Hospital Nasser de Jan Yunus, el 17 de mayo.

Salir y dejar a la familia atrás

Raed Issa, artista gazatí, es uno de los pocos habitantes de la Franja que ha logrado salir en las últimas semanas, gracias a su trabajo y con la ayuda de un país europeo. Tenía previsto el viaje y había logrado todos los permisos justo antes de que estallara la guerra, pero tuvo que esperar 19 meses. Se fue solo, sin su esposa e hijos, y prefiere no extenderse sobre lo doloroso de su decisión y el desgarro que ha supuesto esta separación. “Estoy a salvo, pero no puedo decir que estoy bien”, explica.

Yo creo que para muchas personas, la conexión con la tierra ha crecido en este momento de grandes dificultades y penurias
Samir Zaqut, ONG Al Mezan

Samir Zaqut, uno de los responsables en Gaza de la ONG palestina Al Mezan, afirma, sin embargo, que a su alrededor la gente quiere quedarse y hasta quienes se fueron a Egipto cuando estalló la guerra desean volver. “Me sobran los ejemplos”, garantiza. “Yo creo que para muchas personas, la conexión con la tierra ha crecido en este momento de grandes dificultades y penurias”, agrega.

Zaqut estima que si el cruce de Rafah reabriera, habría miles de personas que se irán, pero “serían unas 500.000 como máximo”. “Cubriremos su ausencia y ellos, desde fuera y con su apoyo económico, nos ayudarán a reconstruir”, vaticina.

En este momento, según él, las personas mayores, que ya vieron a sus padres huir en 1948, expulsados de sus pueblos tras la creación del Estado de Israel, “prefieren morir en sus casas”. “Lo vimos cuando se logró el alto el fuego en enero. La gente volvió a sus hogares y muchos no están queriendo salir de allá, aunque haya órdenes de evacuación del ejército israelí”, asegura.

Según cifras del ministerio de Salud gazatí que la ONU toma como referencia, los ataques israelíes han acabado con la vida de al menos 54.000 palestinos, aunque el número real podría ser muy superior.

“Yo creo que nuestra cultura islámica nos hace ser perseverantes y pensar que esto mejorará. Por eso, yo estoy seguro de que Israel fracasará en su intento de vaciar Gaza”, concluye.

 

TITULO: EL MAGO DEL TIEMPO - Tormentas y chubascos de madrugada en el centro y nordeste peninsular,.

Tormentas y chubascos de madrugada en el centro y nordeste peninsular,.

 Tormentas y chubascos de madrugada en el centro y nordeste peninsular

foto / Este día se espera una tendencia a la estabilización en la Península, con el sistema de bajas presiones protagonista de la inestabilidad de fechas previas alejándose hacia el norte, aunque todavía se esperan chubascos y tormentas a primeras horas en zonas del centro y nordeste peninsular con tendencia a cesar. Con ello se espera un predominio de cielos poco nubosos o con intervalos de nubes altas y nubosidad de evolución diurna en montañas, y únicamente será en el extremo noroeste donde el acercamiento de un frente deje los cielos nubosos o cubiertos y provoque precipitaciones en el oeste de Galicia, sin descartarse en el resto de la región y en Asturias. No se esperan precipitaciones en las islas, con cielos poco nubosos en Baleares e intervalos de nubes en Canarias; de tipo bajo en el norte de las islas y de tipo alto en el sur.

Es probable que persista la calima en Baleares, Alborán y zonas del extremo este peninsular.

Las temperaturas máximas descenderán en los litorales mediterráneos, así como en la mayor parte del tercio norte peninsular, notablemente en áreas del Cantábrico oriental. Se darán ascensos en el cuadrante suroeste y permanecerán sin cambios significativos en el resto. Se espera superar los 34-36 grados en depresiones de Andalucía y del nordeste peninsular, así como en otros puntos del cuadrante sureste y del interior de Mallorca. Las mínimas descenderán en la Península, de forma ligera en litorales y moderada en interiores; en ligero aumento en Baleares y sin cambios en Canarias.

Soplarán vientos moderados del este en Baleares y el Ebro, de poniente en el Estrecho y golfo de Cádiz, y de componente sur en los litorales atlánticos gallegos, donde son posibles intervalos de fuerte. En el resto se darán vientos flojos en general, con predominio de la componente este en el Cantábrico, tercio nordeste y fachada oriental peninsular, y de las componentes sur y oeste en el resto. Alisios moderados en Canarias.

TITULO:  Volando voy -  Jesús Calleja -  Antonio Manilla ,. 

 Este domingo -  22 - Junio  a las 21.30,Cuatro emite una nueva entrega de 'Volando voy',foto,.

  Antonio Manilla,. 

El leonés Antonio Manilla, Premio Internacional de Poesía José Zorrilla,.

Su poemario 'Casa nostra' fue elegido por el jurado del galardón, al que se presentaron 245 poemarios,.

 El escritor leonés Antonio Manilla.

 El escritor leonés Antonio Manilla.

El Jurado del Premio Internacional de Poesía José Zorrilla ha elegido en su XI edición 'Casa nostra', el poemario de Antonio Manilla (León, 1967) como merecedor del galardón, dotado con 3.000 euros y la publicación de la obra a cargo del sello Hiperión. «Es una poesía de línea clara y comprensible, que aúna pensamiento y emoción; poesía culta que alude a conceptos culturales históricos», destacó Luis Alberto de Cuenca, miembro del jurado junto a Jorge de Arco, Raquel Lanseros, Fermín Herrero, Jesús Fonseca, Carlos Aganzo, y Luis María Ansón como presidente de honor.

Manilla es autor de diez libros de poemas y ha obtenido premios como el Francisco Valdés de Periodismo y el Emilio Prados, Ciudad de Salamanca y Generación del 27 de poesía, según informa El Norte de Castilla. Entre sus poemarios, la crítica ha selañado especialmente 'Una clara conciencia' (Editorial Comares), 'Broza' (Pre-Textos), 'Suavemente ribera' (Visor) y la antología 'Lenguas en los árboles' (Averso). El autor ha firmado también la biografía oficial sobre el magnate hispano-mexicano Antonio Fernández ('Un empresario modelo') y el ensayo 'Ciberadaptados'.

245 obras presentadas

El jurado se decantó por 'Casa nostra', que se impuso al resto de trabajos finalistas: 'Las palabras habitan los resquicios del aire', 'Me sobran tres cristales', 'Galería de ausencias', 'Sobre las cenizas de Europa', 'Lo que trae el mar', 'Como si hubiera muerto una niña', 'Isla que se aleja', 'Fe de vida', 'Círculos concéntricos', 'Hijo del límite', 'Buscando las tierras de Ofir', Cántico fugaz', Escalar en lo hondo'. Su primera novela, 'Todos hablan' (Premium Editora), le valió el XIII Premio de Novela Corta Encina de Plata, editada también en formato de audiolibro. Desde hace una década mantiene una columna semanal en el 'Diario de León' y su último libro de poemas es 'Lo que deja de verse en el fulgor' (Pre-Textos).

Un total de 245 manuscritos se han presentado a esta undécima edición del certamen, que convoca el empresario teatral Enrique Cornejo a través de Iniciativas Teatrales. Se han recibido poemarios procedentes de las comunidades de Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra, Aragón, Cataluña, La Rioja, Extremadura, Madrid, Castilla-La Mancha, Valencia, Murcia, Andalucía y Canarias, así como de Castilla y León. También se han recibidos textos procedentes de países como Colombia, Italia, Finlandia, Estados Unidos, Bélgica y Holanda.

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