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DESAYUNO CENA FIN DOMINGO - REVISTA BLANCO Y NEGRO - Albares no reconoce a Maduro como dictador tras su toma de posesión ilegítima, algo que sí ha hecho Mónica García ,.
DESAYUNO CENA FIN DOMINGO - REVISTA BLANCO Y NEGRO - Albares no reconoce a Maduro como dictador tras su toma de posesión ilegítima, algo que sí ha hecho Mónica García ,. fotos,.
Albares no reconoce a Maduro como dictador tras su toma de posesión ilegítima, algo que sí ha hecho Mónica García,.
El ministro de Exteriores desea a los venezolanos «una solución dialogada, política» que les haga avanzar hacia la democracia y que sea «pacífica»,.
En la Conferencia de Embajadores insta a los jefes de misión a defender las lenguas cooficiales y anuncia homenajes a diplomáticos antifranquistas,.
( Desayuno )
Tres días después de que Nicolás Maduro usurpara el cargo de presidente de Venezuela a Edmundo González, legítimo ganador de las elecciones del pasado 28 de julio, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, evitó esta mañana llamar dictador al líder chavista, pese a que el Gobierno no reconoce su reelección como presidente. Aún así, Albares afirmó que España ayudará a Venezuela en su proceso democrático, algo que no termina de entenderse si el Gobierno primero no condena lo ocurrido el pasado viernes en Caracas.
El jefe de la diplomacia española afirmó que la postura de España ha sido «muy clara» desde los comicios celebrados en Venezuela: exigió primero las actas electorales y después, al no presentarlas, no dio legitimidad al «supuesto resultado» comunicado por el régimen. Por esta razón, y tal y como recordó Albares, no hubo representación del Gobierno ni de ningún país miembro de la UE en la toma de posesión del pasado 10 de enero.
Albares eludió tildar a Maduro de dictador cuando en una entrevista en La 1 le preguntaron si compartía esta opinión, que ya han expresado en público la presidenta de Italia, Giorgia Meloni, y el presidente de Chile, Gabriel Boric. También su compañera de Gobierno, la ministra de Sanidad, Mónica García. Después de afirmar que España —y él, por tanto, como ministro de Exteriores—, es el país «que más ha hecho por Venezuela», Albares se limitó a responder que el Gobierno lo que quiere «es unir a los venezolanos» y ayudarles en esa solución dialogada y «no importar la división», algo que, según él, es lo que «pretende el PP».
Así, en este nuevo escenario que se abre en Venezuela tras el pasado viernes —cuando Maduro tiene por delante otros seis años como presidente ilegítimo y ya no puede haber dudas de cara a la comunidad internacional de que su mandato es una dictadura— Albares apuesta por un discurso de concurso de Miss. A los venezolanos que viven la dictadura allí y a la colonia que reside a la fuerza en España, el ministro de Exteriores les deseó «una solución dialogada, política, que haga avanzar la democracia en Venezuela y la voluntad de los venezolanos, que sea genuinamente venezolana y por supuesto pacífica». Atrás quedó la época en la que España lideraba el apoyo al pueblo de Venezuela y en contra del régimen chavista dentro de la UE, un consenso que rompió en 2022, cuando normalizó las relaciones con el Gobierno de Maduro y elevó a la categoría de embajador a su entonces encargado de Negocios en Caracas, Ramón Santos.
A punto de jubilarse el próximo verano, y después de estos últimos años de servicio en Venezuela, que han sido especialmente complicados, Albares cesó a Ramón Santos el pasado 3 de diciembre, sin concederle el honor de acabar sus años de carrera en el exterior. Envió en su lugar a Álvaro Albacete, otro diplomático mucho más joven y sin experiencia en misiones en el exterior, de la cuerda José Luis Rodríguez Zapatero y el exministro Miguel Ángel Moratinos, quienes toman las decisiones en materia de política exterior junto Pedro Sánchez desde el Palacio de la Moncloa.
Solo una mención a Venezuela
En el caso del expresidente, además, es quien mantiene las relaciones entre Venezuela y el Gobierno de Sánchez. De ahí que Albares afirmase esta mañana que mantiene contactos con el régimen de Maduro y con la posición que lidera Edmundo González, pese a que desde Moncloa no le han reconocido como presidente electo, algo que sí han hecho Italia o Estados Unidos.
A Venezuela, precisamente, Albares solo refirió esta mañana en una ocasión, cuando se dirigió en la Conferencia de Embajadores a todos los jefes de misión que se encuentran en embajadas en el exterior. La reunión —que se celebra todos los años por estas fechas y sirve para que el ministro comunique a los embajadores las principales directrices en materia de política exterior— tuvo lugar en el auditorio de la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, en la madrileña plaza del marqués de Salamanca. Hablando sobre España y Europa y el papel de nuestro país dentro de la alianza de los veintisiete, Albares apuntó que España «es clave» en la UE «en el apoyo a Ucrania; en el impulso al reconocimiento del Estado de Palestina, en la defensa del derecho internacional humanitario y la legalidad internacional en Oriente Próximo y en el apoyo a la democracia en Venezuela». No habló ni hizo alusión a Maduro en toda su intervención.
Se ha dado la circunstancia de que, en esa importancia que el ministro afirma que España tiene en Europa a la hora de influir en todos los conflictos actuales, incluye en último lugar a Venezuela, un país que Albares ha calificado en muchas ocasiones de país «hermano y amigo». Aún así, España vuelve a mirar a la postura común de la UE para no posicionarse en contra del dictador.
Homenajes a diplomáticos antifranquistas
Y de no reconocer a Maduro como dictador, a Francisco Franco. En un discurso donde incidió en tres ocasiones en la importancia de luchar contra la desinformación y los bulos, Albares declaró que «el discurso del odio y la desinformación no son simplemente palabras, son palabras utilizadas como armas para amenazar nuestra cohesión social y alimentar la división y el conflicto». Y añadió: «Ante los mercaderes del odio, la confrontación y la división, es nuestra obligación favorecer y defender el diálogo y el entendimiento entre países y culturas».
Fue entonces cuando trajo este mensaje a España para anunciar que en el marco de los homenajes que el Gobierno prepara para este año —bajo el lema de '50 años de libertad'— para celebrar el aniversario de la muerte de Franco en lugar del de la llegada de la democracia, habrá un «homenaje a los diplomáticos y al personal del servicio exterior que enfrentaron a la dictadura y su barbarie en defensa de la libertad de todos los españoles y españolas», con la intención de «favorecer y defender la democracia, este espacio público de encuentro y convivencia que tanto nos constó construir después de décadas de dictadura y no es un destino escrito en piedra».
Defensa de las lenguas oficiales
En esta misma conferencia, Albares recordó también a los 130 embajadores que estaban presentes de que para el Gobierno es una prioridad avanzar en el reconocimiento del catalán, el euskera y el gallego, «parte de nuestra identidad nacional plurilingüe», como lenguas oficiales de la UE. «Ese es un objetivo por el que trabajáis y debéis redoblar esfuerzos hasta conseguirlo», afirmó a los jefes de misión, entre los que que se encontraban los que están destinados en los países de la UE. «Veinte millones de ciudadanos españoles residen actualmente en regiones con lenguas cooficiales. Los poderes públicos tenemos la obligación de representar y defender esta diversidad que tanto nos enriquece», añadió.
Rusia y la incertidumbre de Trump
Instó también a los embajadores a combatir la desinformación y los bulos para preservar la democracia, una cuestión en la que incidió tres veces a lo largo de su discurso. Entre lo más destacable, Albares declaró que «la defensa de nuestra democracia frente a la desinformación y las injerencias externas es una obligación absoluta» para todos ellos en el desempeño de su trabajo. Un mandato que coincide con la amenaza que desde hace casi tres años intensificó Vladimir Putin en el este de Europa, y con una más reciente: la incertidumbre que supone que Elon Musk forme parte del nuevo Gobierno de Donald Trump.
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