TITULO : LA HORMA DE MI ZAPATO, EL OBJETO Y YO, ZAPATILLAS VIEJAS - MORTADELO Y FILEMÓN - Revista Grada -
Construcción - La historia tras el Castillo de Alija del Infantado ,.
LA HORMA DE MI ZAPATO, EL OBJETO Y YO, ZAPATILLAS VIEJAS - MORTADELO Y FILEMÓN - Revista Grada - Construcción - La historia tras el Castillo de Alija del Infantado , fotos,.
La historia tras el Castillo de Alija del Infantado,.
A vista de dron, Leonoticias se adentra en la historia que hay detrás del Castillo de Alija del Infantado, una construcción datada en el siglo XV,.
El patrimonio histórico y monumental de la provincia de León es incalculable. Los leoneses contamos con grandes restos históricos que hacen de nuestra tierra, uno de los territorios más ricos en cultura. Por esta razón, Leonoticias se acerca este verano, a vista de dron, a los castillos y murallas más espectaculares de la provincia.
Es momento de adentrarse en el Castillo de Alija del Infantado, el cuál ha sufrido dos grandes incendios.
Historia del Castillo de Alija del Infantado
El castillo de Alija del Infantado es una construcción que data del siglo XV. Desde sus inicios se encuadra en el estilo de castillo palaciego, con un diseño sobrio pero elegante.
La actual edificación se levantó hacia 1514 por orden de Bernardino Pimentel Enriquez, primer marqués de Távara. El solar que ocupa la fortaleza debió estar ocupado por otra fortificación datada en el año 931.
Está formado por un conjunto interior de dos torres conectadas entre sí con una galería, y un perímetro exterior de forma cuadrangular que presenta cubos artilleros en los ángulos y torrecillas de planta cuadrangular en el lienzo. El acceso se permite mediante una puerta con arco redondo.
En el interior de la construcción se conserva el antiguo palacio de los Ponce, en ruina, y separado por una amplia plaza. Esta edificación contó con torres almenadas, columnas de piedra y una portada con tres arcos agudos de ladrillo que dataría del siglo XIII.
El castillo sirvió como centro de administración del señorío de Alija.
El 29 de diciembre de 1808 el edificio fue objeto de un incendio, producido en el contexto de la Guerra de Independencia (1808 - 1814). Durante la retirada de los ingleses hacia el noroeste cañonearon el cercano puente de Vizana e incendiaron la villa de Alija, quizás por ser su señor Pedro Alcantara Alvarez de Toledo, XIII duque del Infantado, el cuál apoyó a José Bonaparte al inicio de la Guerra de Independencia.
Otro incendio, este producido de forma casual, devastó el edificio en 1887. Tras este último incendio no se efectuó ningún tipo de reconstrucción en el edificio y se abandonó.
Por el pueblo aparecen repartidas diferentes piedras labradas procedentes del castillo. En el castillo aún se pueden apreciar los escudos de las diferentes familias propietarias de la villa.
El conjunto, ejemplo de la arquitectura típica medieval española, fue objeto de una intensa restauración en el siglo XX que devolvieron al conjunto su imagen original. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1949.
TITULO: Peter Falk, el teniente Colombo y el perro - Ese vapuleado Poder Judicial ,.
Peter Falk, el teniente Colombo y el perro - Ese vapuleado Poder Judicial ,. fotos,.
Ese vapuleado Poder Judicial,.
Una peligrosa trampa populista que sitúa al sufragio popular por encima de cualquier institución del Estado y sobre todo de la división de poderes como clave de bóveda de una democracia,.
No solo son muy pocas las diferencias entre el discurso independentista y el del Gobierno socialista a la hora de mostrar un mínimo respeto hacia la acción de la Justicia, sino que además se está produciendo una paulatina asimilación de postulados de estos últimos respecto a los primeros cuando se trata de salir al paso de casos en los que están inmersos nombres y apellidos del partido que apoya al Ejecutivo. Existe un mantra ampliamente fomentado desde
las terminales del independentismo catalán según el cual las urnas son poco menos que un salvoconducto que permite todo a la clase política empezando por saltarse las leyes a la torera por el mero hecho de haber resultado elegidos por los ciudadanos. Una peligrosa trampa populista que sitúa al sufragio popular por encima de cualquier institución del Estado y sobre todo de la división de poderes como clave de bóveda de una democracia. Quienes organizaron el golpe separatista de octubre el año 2017 se ampararon en la «legitimidad» parlamentaria
como vía para cometer todo tipo de tropelías y lo coadyuvaron con el imaginario de que la justicia española estaba formada por un elenco de magistrados y jueces entregados a la causa de la derecha cuando no del anterior régimen franquista. España y el mundo vieron un juicio al «procés» en el Tribunal Supremo a puerta abierta y sin una sola mácula a la observancia en la aplicación de las leyes en una democracia ya madura. Después vinieron los indultos y la amnistía dando alas desde el Consejo de ministros a quienes habían sido derrotados por la fuerza del estado de derecho.
Hoy el acorralado por la impasible acción judicial con investigaciones que prometen algunas tardes de gloria es el Partido Socialista con salpicaduras o algo más al propio Gobierno y la dinámica de los argumentarios experimenta un más que preocupante mimetismo con la actitud del separatismo. Las constantes críticas a la acción de los jueces y el permanente ejercicio de situar bajo sospecha a la independencia de uno de los tres poderes del Estado con la misma obstinación estratégica de situar su trabajo bajo el manto de la connivencia con la oposición política, además de ruines resultan un verdadero torpedo a la línea de flotación de nuestra ya de por sí vapuleada democracia. Par buscar cartas marcadas no hay más que asomarse a la fábrica de «ideas» de La Moncloa.
TITULO: HOY LE TOCA - Hipatia de Alejandría en su suplicio ,.
Hipatia de Alejandría en su suplicio ,.
foto / Otro ocho de marzo, el del 415, hace hoy 1608 años, Hipatia de Alejandría es apresada, desollada, descuartizada y quemada —viva, si es que no había muerto ya en una de las primeras fases del suplicio— por una chusma celosa y fanática. A decir verdad, son tan pocos los datos sobre el brutal asesinato de esta neoplatónica griega, natural de la colonia romana de Egipto, que no se puede afirmar categóricamente que fue un día tal que hoy del siglo V. De hecho, hay autores que sostienen que el martirio de la sabia se produjo el ocho de marzo del año siguiente o incluso una semana después: el quince de marzo del 416.
De entre sus obras, merced a sus discípulos, el Hebreo —Hesiquio de Alejandría, quien incluyó a Hipatia en su Canon astronómico— y Sinesio de Cirene, se tiene noticia de sus comentarios a la Aritmética de Diofanto —otro vecino griego de la Alejandría que fue epicentro del mundo antiguo, tenido por el padre del álgebra, cuyos modelos de ecuaciones modificó nuestra eminente matemática—; y la sabia disertó, asimismo, sobre las tablas astronómicas de Claudio Tolomeo, haciendo ver la conveniencia del año sótico —el marcado por el intervalo entre las salidas helíacas de la estrella Sirio— frente al año trópico —el solar—.
Hipatia también se refirió a las Secciones cónicas de Apolonio de Perga, desarrolló su propio canon, concibió y fabricó un astrolabio plano y un areómetro —entre otros instrumentos—, porque para ella la ciencia siempre era empírica. Pese a su fabulosa actividad, también tuvo tiempo de editar los comentarios de su padre, el también matemático Teón, a los Elementos de Euclides, de quien fue discípula.
Abanderada de la ciencia —y del interés de la mujer en tan digna disciplina—, su vida fue la observación y el razonamiento para estructurar y sistematizar los conocimientos, deducir principios y leyes generales con capacidad predictiva. Así las cosas, nada más lógico que los ilustrados fueran los primeros en reivindicarla tras el ostracismo al que se la condenó tras su oprobioso linchamiento. Redescubierta en el Siglo de las Luces, desde entonces su vida ha sido un ejemplo para científicas y científicos, amantes de la cultura, de las humanidades y los humanismos.
“Había una mujer en Alejandría llamada Hipatia, hija del filósofo Teón, que logró tales conocimientos en literatura y ciencia, que sobrepasó en mucho a todos los filósofos de su propio tiempo”, escribe Sócrates el Escolástico —uno de los historiadores más próximos a nuestra neoplatónica en el curso del tiempo— en la Historia eclesiástica, tomo VII de La Suda —la enciclopedia bizantina sobre la historia del Mediterráneo antiguo—, antes de continuar: “Habiendo sucedido a la escuela de Platón y Plotino, explicaba los principios de la filosofía a sus oyentes, muchos de los cuales venían de lejos para recibir su instrucción”.
Impartía sus enseñanzas en la escuela heredada de su padre, su legendaria elocuencia se hacía notar, tanto como sus dotes intelectuales. Pero sus pupilos, aristócratas cristianos, futuros rectores del imperio, entre los que —amén de Hesiquio y Sinesio— sobresale Orestes, prefecto de Egipto, la instaban a que mantuviera sus enseñanzas en secreto. Esa debió de ser la causa de que nuestra sabia se ganase la enemistad del pueblo.
Hay quien dice que visitó Atenas y Roma para ampliar sus estudios. Muy por el contrario, al no existir ninguna prueba de aquellos viajes, hay quien dice que nació, vivió y murió en Alejandría.
Su brutal asesinato hay que enmarcarlo dentro de las luchas intestinas de los cristianos coptos. Más que a la lógica, los credos atienden a su revelación y a sus dogmas. De una u otra manera, para todos, la mujer es una suerte de personificación del pecado. Hipatia fue acusada por los partidarios de Cirilo, el nuevo patriarca de Alejandría, de haber influido en Orestes para que su antiguo discípulo pusiera al emperador al corriente de las persecuciones de los judíos, promovidas por el patriarca Cirilo. Llevadas a cabo en Alejandría en los últimos años fueron todo un precedente de los modernos pogromos.
Y un día tal que hoy, una turba de energúmenos fue a buscar a la sabia. Su brutal asesinato fue uno de los mayores oprobios, acaso el mayor, de ese epicentro cultural de la antigüedad que fue Alejandría. No fue un momento estelar, fue un momento ignominioso. Ahora bien, muerta la sabia, nació la mártir de la lógica y la ciencia, del feminismo, ese humanismo incontestable que hoy la recuerda, como lo hicieron los ilustrados, artistas y creadores tan dispares como Julia Margaret Cameron, la fotógrafa pictorialista —tía abuela de Virginia Woolf, por cierto—; Carl Sagan, astrónomo y divulgador científico; Hugo Pratt o el cineasta español Alejandro Amenábar. Así se escribe la historia.
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