TITULO: España Directo - Economía - ¿ Que esperaba Sánchez ?,.
¿ Que esperaba Sánchez ?,.
El PP carga contra el presidente por obviar que doblamos en paro a la UE y de la OCDE, la inflación sigue por encima de la media europea, ha sumado un 16% más de pobreza y estamos en una peligrosa crisis de deuda
foto / Pedro Sánchez,.
"La economía española no va como una moto, va como un cohete". Alto y claro el presidente del Gobierno ha presumido de datos macroeconómicos después de que la Comisión Europea volvió a revisar al alza su previsión de crecimiento para la economía española en el año 2024 hasta el 2,1%, tres veces más que la media de la eurozona. "Son datos espectaculares de una España que avanza en la buena dirección frente a las profecías, a los bulos fracasados de la oposición", ha señalado, para a continuación resaltar que aunque algunos hace un año le criticaron cuando dijo -junto a la entonces ministra de Economía, Nadia Calviño- que la economía española iba como una moto porque la temporalidad estaba en mínimos históricos y se creaban más contratos indefinidos que nunca, ahora se atrevía a decir que "va como un cohete".
El presidente tiró de datos positivos en la inauguración de la IV edición del foro 'Fondos Europeos', organizado por elDiario.es, para resaltar que España será el país que más crezca de la zona euro y el que más empleo cree, ya que que cuatro de cada diez empleos que se están creando en territorio comunitario son del mercado laboral español, un éxito que el presidente ha vinculado "a las empresas y trabajadores", pero también a la política económica que está planteando su Gobierno. "Hoy nuestro mercado laboral ya no es una máquina trituradora de aspiraciones y de planes de futuro, hoy funciona como un espacio donde se crean oportunidades y proyectos de vida". Eso sí, ha obviado que la tasa de paro del mercado laboral español dobla a la de la UE y ha destacado que "nunca había habido en España tantas personas trabajando y cotizando a la Seguridad Social, nunca tantas mujeres habían tenido un empleo, y la tasa de paro juvenil, aunque sigue siendo alta, se encuentra en mínimos históricos", aunque sea el doble de la media de la UE.
Hoy mismo se ha conocido que España ha vuelto a repetir un mes más como líder en desempleo entre los países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con una tasa de paro del 11,7% en marzo, una décima menos que en febrero pero más que duplicando la media de la OCDE (4,9%), que repite por noveno mes en su nivel más bajo desde junio de 2023 y se mantiene por debajo o en el 5% durante los últimos dos años. La tasa de desempleo se mantuvo en mínimos históricos en la Unión Europea (6%) y la zona del euro (6,5%) -sólo Grecia e Italia registraron descensos- y se mantuvo sin cambios en 22 países de la OCDE con datos disponibles, mientras que ocho países registraron aumentos y otros dos registraron caídas.
El jefe del Ejecutivo ha destacado también que una "parte muy relevante" de los buenos resultados de la economía española son consecuencia del impacto de los fondos europeos, que suponen una "enmienda a la totalidad" a la respuesta que se dio a la crisis financiera de 2008 y que ha dicho que "no han caído del cielo, sino que hubo que luchar por ellos y vencer muchas resistencias e intereses, en una batalla que dio y ganó España". Para Sánchez, esos fondos son una oportunidad histórica que "estamos aprovechando" y que "vamos a intentar una nueva edición a partir de 2026".
Sánchez ha cargado contra el "enorme ejercicio de irresponsabilidad" del principal partido de la oposición, porque "estuvieron dispuestos a todo, incluso al transfugismo, con tal de hacer naufragar algo que era bueno para la economía y para el conjunto de empresas y trabajadores". En la misma línea ha calificado a la oposición de "apocalíptica y desnortada", porque España "avanza en la buena dirección frente a las profecías y a los bulos fracasados".
Después de estas declaraciones, varios cargos del PP han salido en tromba contra el jefe del Ejecutivo para recordar que España es "líder de desempleo" en la Unión Europea, tiene inflación por encima de la media y una crisis de deuda y gracias a sus política ha sumado un 16% más de pobreza social. Así lo ha puesto de manifiesto el vicesecretario de Economía del PP, Juan Bravo, que ha recordado que España tiene el "peor dato de desempleo de UE, a pesar del maquillaje de los fijos discontinuos", una "inflación por encima de la media UE en 2024" y la "la Airef alertando sobre una crisis de deuda", además de que ha aumentado "más de un 16% la pobreza en el último año. Más que cohetes, lo que vende Sánchez es humo", ha indicado en un mensaje en 'X'.
Por su parte, el portavoz adjunto y de Economía del Grupo Popular, Jaime de Olano, ha recalcado que si "lo de la moto era mentira, lo del cohete es un insulto a los españoles" porque hay "jóvenes más pobres, precios que no dejan de subir, nueve millones más de deuda cada hora y menos renta per cápita". "Los que van en cohete son los de la trama del PSOE, Begoña y sus recomendados", ha apostillado.
En la mima línea, el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Ángel Tellado, ha asegurado que Sánchez "ha vuelto a sacar a trabajar a la factoría de eslóganes", tras crear "España va como una moto" o "la fachosfera. Los españoles tienen un presidente que está en la luna y no conoce la realidad del país que preside". Así, ha recalcado que "nadie desde un Gobierno podría sacar pecho sabiendo" que España "sigue siendo líder en desempleo en la Unión Europea con tasas que duplican la media comunitaria"; "la deuda se situará en el 105% en este año 2024"; "las tasas de pobreza infantil se disparan"; y "cada vez son más las familias que están en situación de riesgo de exclusión social, y con la cesta de la compra disparada".
Viernes - 21 , 28 - Junio a las 22.00, en Telecinco, foto,.
Rubén Castro,.
Rubén Castro se retira,.
El canario, historia de Betis y Las Palmas, se despide del fútbol con casi 800 partidos oficiales y más de 300 goles. Guiños a Pepe Mel y Jorge Molina en su adiós.
Rubén Castro anunció su retirada a sus 42 años. Dice adiós al fútbol un delantero que marcó la historia de clubes como Las Palmas y Betis. 778 encuentros como profesional y 316 goles en su haber. Toda una leyenda que hasta el último suspiro siguió cazando tantos en el área rival y entregando puntos a sus equipos. “El adiós de un jugador irrepetible”, asegura el club canario en sus redes. “Gracias por tanto, Rubén”, destaca el Betis antes de compartir un vídeo con numerosos goles de su futbolista y un mensaje claro: “Los porteros ya pueden descansar”. Los verdiblancos tendrá un recuerdo especialmente significativo de Rubén Castro, que fue decisivo a la hora de devolver al equipo a Primera y de catapultarlo a base de goles. Se convirtió en el máximo goleador en la historia del club con 148 tantos.
El delantero quiso despedirse con una carta en la que trató de resumir sus sensaciones en este momento: “Me ha costado llegar a este momento. Todavía me cuesta verme alejado de la pelota. No soy capaz de hacerme a la idea de que esto ha terminado. Quizás por eso he tardado tantos meses. Lo hago porque me considero un afortunado. Aquel muchacho que se divertía en el Club Artesano ha superado todas las barreras que ni siquiera hoy soy capaz de imaginar: disputar como delantero casi 800 partidos oficiales y celebrar como propios más de 300 goles. Con todo esto en la mochila del fútbol y de la vida, considero que es el momento de dejar descansar al balón”.
Rubén Castro quedará en el recuerdo de todos por sus goles, algunos de ellos desde una juventud que ya hacía presagiar lo que podía venir. Con 19 años, ese doblete al Real Madrid para la victoria de Las Palmas por 4-2 ante los galácticos conquistó al mundo. A partir de entonces, condujo una carrera imparable en la que hizo su parada más radiante en el Betis. En su mensaje de despedida, no duda en agradecer de forma especial lo que le dieron dos personas que lo acompañaron durante esos años en Heliópolis: “La figura de Pepe Mel se encuentra grabada a fuego en mi trayectoria. Nadie me entendió mejor que él, como con nadie me entendí en el césped como con Jorge Molina. Esos años en el Villamarín nunca tendrán fin en mi memoria”.
El ariete canario dice adiós al fútbol tras unos últimos años en Cartagena y Málaga. “Pertenecer a la historia de Las Palmas y Betis me congratula. Con ellos me hice mejor, me superé como persona y como futbolista, sólo queda expresar mi gratitud eterna a esas dos aficiones y a los seguidores que me apoyaron en las buenas sin dejarme caer en las malas”.
TITULO: Detrás del muro - PÁGINA DOS - Sara Torres, Martes - 21 , 28 - Junio ,.
PÁGINA DOS - Sara Torres ,.
Martes - 21 , 28 - Junio , a las 22:00, en La2, foto,.
Sara Torres,.
'La seducción' de Sara Torres,.
En la nueva novela de Sara Torres, La seducción (Reservoir Books), una joven fotógrafa se pone en contacto con una escritora veinte años mayor para tomarle unos retratos para su próxima novela. Tras intercambiar varios correos, la escritora la invita a pasar unos días en su casa, una pequeña masía en la costa catalana. Al llegar, aparece la incomodidad; la anfitriona se muestra distante y no se deja fotografiar.
TITULO: Cartas de amor - Carole André y la extraña fantasía de las estatuas ,.
Carole André y la extraña fantasía de las estatuas,.
foto / Carole André,.
Todas las primaveras hay notables en otras actividades que se dan a conocer, como escritores presentando un primer título en la Feria del Libro de Madrid. Podría creerse que Kabir Bedi, el intérprete de Sandokán en la versión televisiva de las aventuras del Tigre de Mompracem —rodada por Sergio Sollima en 1976—, ha sido una de estas celebridades en la última edición. Sus memorias —Historias que debo contar (Amok)— le han traído este año, en efecto, al Paseo de coches del Retiro. Pero a este veterano actor —uno de los pocos que ha recorrido con éxito el camino que va de Bollywood a Hollywood—, la literatura no le es tan ajena como pueda parecerlo en una primera apreciación: en los comienzos de su actividad profesional fue un periodista que entrevistó a The Beatles, entre otros protagonistas de los años 60.
En una de sus narraciones, El beso, la leyenda toledana aparecida en el número del 27 de agosto de 1863 en La América, Bécquer nos habla de una tropa de franceses que, durante la Guerra de la Independencia, a falta de mejor sitio, deciden pernoctar en las ruinas de un convento. Se trata de un lugar tan desvencijado como manda el ideal romántico. Entre sus escombros destacan las estatuas de mármol de doña Elvira de Castañeda y su esposo, Pedro López de Ayala. A la mañana siguiente, el capitán francés —prendado de la pieza que recuerda a la dama— fanfarronea con sus compañeros de armas, como sólo hacen los hombres sin honor del placer que les ha dado una mujer. Esa misma noche vuelve a las ruinas, presto a besar los labios de la estatua de doña Elvira, y la pieza que representa a su marido mata de un golpe al francés.
Creo recordar que es un mandoble del caballero lo que acaba con el capitán, en la adaptación de esta hermosa leyenda llevada a cabo por don Luis Buñuel, en un fragmento, autónomo del resto de la narración, de El fantasma de la libertad (1974).
Y en Conversaciones poéticas, un poema de Jaime Gil de Biedma localizado en el hotel Formentor en 1959 y dedicado a Carlos Barral, el poeta de la experiencia nos cuenta una anécdota semejante. Fue durante los célebres encuentros literarios, celebrados en este legendario hotel mallorquín, en una de “esas noches memorables, de rara comunión con la botella” cuando el futuro impulsor del boom de la literatura hispanoamericana al parecer quiso besar los labios de una estatua que emergía de entre las aguas del mar.
Tanta literatura, y lo poco dados a la lógica que son los grandes afectos, me hizo alumbrar la idea de que el enamoramiento de las actrices, durante la proyección de las películas que protagonizan —entiéndase—, es como querer besar a una estatua. La pantalla es su pedestal.
Llegué a esa conclusión, que ahora me resulta menos descabellada que cuando la desdeñé, durante esa proyección del primero de enero de 1977 que aún recuerdo. Y digo bien, “proyección”, que no emisión, porque, aun sin ser todavía cinéfilo —no llegaba más que a espectador aplicado—, ya hacía mucho tiempo que había dejado de ver series de televisión. Crecí con los scope y el resto de los grandes formatos de pantalla. Pero fue tal el éxito de los seis episodios del Sandokán de Sollima, todo un hito en la antena de los 70, que se montaron en dos largometrajes, de tres entregas cada uno, y conocieron distribución cinematográfica. En la primera parte me enamoré de Carole André.
Tiempo después, ya cinéfilo y perdidamente enamorado de una docena de actrices, comprendí que el sentimiento que me inspiró Carole André, más que esa extraña fantasía de besar a las estatuas —de la que hubiera acabado por exorcizarme una entrevista, sin mayor problema, con el intérprete de su Sandokán—, fue un amor platónico. Tanto como aquellos no correspondidos, a menudo por ignorados, que tan plácido dolor causan en la adolescencia. Y lo fue porque, a la postre, se trataba de suspirar por una ilusión aún más excelsa que la inspirada por aquellas que me hacían avergonzarme al sorprenderme mirándolas: las chicas cuyo florecimiento a la feminidad, en el pupitre de al lado, me interesaba mucho más que las declinaciones latinas y el no menos tedioso valor de π.
Ni Audrey Hepburn, ni Gene Tierney ni Juliet Berto; ni siquiera la sublime Catherine Spaak. Yo sólo he amado así a Carole André, la Lady Marianna de Sandokán. Ya digo, fue aquella adaptación de la más célebre obra de Emilio Salgari uno de los grandes éxitos de la parrilla de su época. Pero ya estaba escrito que la estrella de la Perla de Labuán nunca habría de despegar. Tras aquella primera proyección, Sandokán —que nunca me ha parecido una cinta especialmente buena— se convirtió en la segunda película que he visto más veces sin ser aún cinéfilo. En la lista de títulos visionados con anterioridad a esa necesidad imperante de ver cine que me obsesiona ahora, sucede a Dos hombres y un destino (George Roy Hill, 1969). El graduado (Mike Nichols, 1967) fue la tercera. Al cabo de los años he comprendido que el visionado ritual de las dos propuestas estadounidenses obedeció al magnetismo que ejerció sobre mí su protagonista: Katharine Ross.
A Carole André la idolatré en el madrileño cine Postas de la calle homónima, en aquella memorable proyección del primer día de 1977, matutina para más señas. En aquel tiempo, aquélla era una sala de sesión continua desde las diez de la mañana, ideal para faltar a clase en aquellos días en que los encantos de las actrices tiraban más que el latín. El Postas todavía estaba por convertirse a la “X”, camino que iniciaría con la «S» de Emmanuelle (Just Jaeckin, 1974), uno de los grandes éxitos de su cartelera. En España, Emmanuelle se estrenó el cinco de enero de 1978. Para entonces, el tiempo de Sylvia Kristel, su protagonista, la reina del softcore, ya estaba en su apogeo. El de Carole André, si es que alguna época le fue favorable, a esas alturas ya había tocado a su fin: pocas actrices se ruborizaban como la Perla de Labuán ante los desnudos que exigían los guiones. Los reparos, o la mera falta de desenvoltura al destaparse, podían convertirse en un serio obstáculo en la carrera de una actriz.
Sin querer menoscabar con esto a nadie —y menos que a nadie a aquellos milagros de la biología tan admirados entonces—, cumple dejar constancia de que las actrices que inspiraban amores tan puros como Carole André empezaban a ser desplazadas por las que desataban la concupiscencia secreta de las almas.
En mi enamoramiento de Lady Marianna, sin haberme hecho todavía a la textura del cine antiguo, incluso le presté más atención a ella que a Pacto de honor (1955), un western todo lo notable que suelen serlo los de André de Toth, que completó el programa la primera semana que vi sistemáticamente aquel Sandokán, pasado en bucle desde las 10 de la mañana para mi solaz. Recuerdo haber ido a cumplir con aquel rito de adorar a Carole tras la primera noche en blanco que pasé en mi vida, aún con la euforia de la nochevieja del 76. Su hermosura me despertó aún más que los míseros estimulantes que estaban por llegar. ¡La quise tanto al verla curar a Sandokán! Y después, como el amor en sí, que puede ser tan frágil como poderoso parece en el enamoramiento, o tan prosaico como el dinero del que disponga la pareja para mantenerlo, olvidé a Carole por las chicas de verdad.
Pasaron los años. Me hice cinéfilo y al volver a ver a mi amada convertida en Esmeralda, una de las prostitutas que animan el burdel de Muerte en Venecia (Luchino Visconti, 1971), comprendí lo que a la sazón debían sentir aquellos que amaron a muchachas igualmente inocentes a las que vieron convertirse en yonquis y luego en prostitutas. La mía fue una generación diezmada por el caballo de la muerte.
Me engañaba cuando creí haberla olvidado. Ya más que cuarentón, volvía a verla incorporando a la Françoise Pigaut de Una mariposa con las alas ensangrentadas (Duccio Tessari, 1971) y sentí auténtica grima cuando la matan con toda la brutalidad que se asesina a las chicas en el giallo. Y también acusé la brevedad de su papel. Como en su colaboración con Visconti, su mejor trabajo de cuantos he tenido oportunidad de admirarla, su personaje tenía poco que decir. Fue entonces cuando la extraña fantasía de las estatuas se me derrumbó.
Tras redescubrirla en Una mariposa con las alas ensangrentadas quise saber más de mi antigua musa. Hay más posts que datos. Ello viene a dar cuenta de cuánto se la amó. Todas esas bitácoras son apuntes de otros comentaristas que la admiraron tanto como yo, más es imposible. Todavía me gusta escribir su nombre como al adolescente el de aquélla que le inspira junto a la flecha y el corazón del amor.
Carole vio la luz por primera vez en el París de 1953. Su madre, de la que habría de tomar su nombre artístico, fue la actriz Gaby André, antigua colaboradora de Marc Allégret —Entrée des artistes (1938)—, Abel Gance —Paradis perdu (1940)— e incluso Rudolph Maté —El guantelete verde (1952)—; su padre, un industrial estadounidense.
Debutó en la pantalla cuando sólo contaba catorce primaveras. Lo hizo en un spaghetti western, de Guiseppe Vari: Con lui cavalca la morte (1967). Con Sergio Sollima, el realizador con el que habría de trabajar más frecuentemente, lo hizo por primera vez en Cara a cara (1967). Aunque en Fellini-Satyricon (1969) y Dillinger ha muerto (Marco Ferreri, 1969) sólo incorporó a personajes sin frase, su candor, su belleza y su ternura se hicieron notar.
Durante los años 70, además de con Sollima, entre otros, también colaboró con Lucio Fulci incorporando a la Krista Oatley de su versión de Colmillo blanco (1973). Ese mismo año, para el gran Dino Risi fue la Danda de Sábado inesperado. Ya al final de aquella década llegó a participar en una coproducción con España: Encuentro en el abismo (Tonino Ricci, 1980). La trágica muerte de sus padres le hizo abandonar el cine, sin haber tenido oportunidad de demostrar lo lejos que podía llegar con sus interpretaciones, para dedicarse a su familia.
Yor, el cazador que vino del futuro (1983), una de esas fantasías de Antonio Margheriti, fue la última cinta interpretada por Carole André. Después estudió arquitectura y se empleó como interiorista. Hoy es la encargada de márquetin internacional de Cinecittà. Yo aún la guardo en el mismo limbo que a Anne-Laure Meury y el resto de las efímeras musas de Eric Rohmer. Para sus admiradores las actrices no envejecen. Yo prefiero recordar a Carole como era entonces, cuando leí a Emilio Salgari por ella. Por imaginar su belleza una vez más.
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